¡Arrarray! ¡Qué rico!, quizá sea la expresión que todos los quiteños hacemos cuando nos comemos una deliciosa mistela en el Centro Histórico, o cuando estamos disfrutando de las Fiestas de Quito, o en cualquier ‘reunioncita’ para amenizar el ambiente.
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Es que la mistela era la bebida que hacía hablar de más a Don Ramón Ayala y Sandoval, quien era un hombre adinerado, muy bohemio y dedicado a la buena vida; que como cuenta la leyenda del Gallo de la Catedral, mantenía una indiscutible afición por la vihuela (guitarra), mistela (licor) y la graciosa ‘chola’ Mariana, que le robaba más de un suspiro.
La mistela era un licor que se preparaba con frutas, azúcar, menta o cáscara de naranja, yerba de ataco, anís, canela y agua ardiente; se ofrecía en todos los eventos sociales.
Con el paso de los años, la mistela evolucionó en las manos de los artesanos que hicieron que esta bebida milenaria se convirtiera en pequeños dulces, en cuyo interior todavía contiene licor como whisky, ron, canelazo, ¡lo que usted pida!.
Esta golosina ha sabido perdurar a través del tiempo, y actualmente hay lugares que elaboran las mistelas con licores caros o cocteles. Usted simplemente pide el sabor que quiera. ‘Ni de imaginarse’ que ahora este licor se convirtiera en unos de los dulces tradicionales de la Capital.
Quizá hemos heredado el gusto por la mistela del famoso personaje que desafiaba al ‘gallito’, y es por eso que ahora no podemos dejar de degustarlo. Por eso, ahora se vende en decenas de lugares, en diferentes formas, tamaños y colores.
Cada vez que nos metemos una mistela a la boca, el caramelo se diluye y se mezcla con el licor, que provoca una satisfacción única.
¿Dónde?
Nacionales y extranjeros que todavía no han degustado de este dulce milenario, lo pueden hacer en el centro histórico de Quito. Existen varios locales donde venden estas golosinas. Si preguntas a un quiteño donde quedan las mistelas, te dirán: ‘por ahísito queda, camine un poquito’. Pero te diremos que encuentras miles de variedades en el Pasaje Arzobispal, en la calle García Moreno. Hay tiendas de dulce, en la Rocafuerte y en la Venezuela y en la Guayaquil.
En el Pasaje Arzobispal se preparan con aguardiente anisado, pero hay 30 variedades como el famoso Pájaro Azul de Guaranda, cocteles, y también para lo que no quieren con licor, bañados en chocolates.
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Otras golosinas:
Otros dulces tradicionales solicitado por los quiteños son las colaciones (bolitas de azúcar), los higos confitados, pristiños con miel, los ponches, el dulce de guayaba con leche y la compota de tomate de árbol, que se prepara con canela, azúcar y jugo de naranja.
Recomendación:
Todo quiteño debe tener al menos una ‘cajita’ de mistelas para amenizar las Fiestas de Quito y también para los días festivos como Navidad y Año Nuevo.
Costo:
El precio promedio de una caja bordea alrededor de $3 dólares.
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