La leyenda del rock, Freddie Mercury, atrapó a multitudes alrededor del mundo con sus destacadas actuaciones como líder de la banda Queen. Siempre llamativo, enérgico y polémico en el escenario pero hermético en cuanto a su vida privada, Mercury será por siempre considerado como una leyenda que revolucionó la industria musical.
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Frente al mundo era un torbellino aunque en realidad era un sujeto tímido que vivió encerrado en su propio mundo de lujos y excesos, ocultando la verdad sobre su enfermedad a todos, incluso a los más cercanos. Lamentablemente, el extravagante cantante murió de una bronconeumonía como una complicación del SIDA, en 1991.
La vida de Freddie fue trágica, pero también fenomenal y llena de grandes amigos como lo fue el mismísimo sir Elton John. El cantante compartió detalles desgarradores sobre los últimos días de Mercury en un libro ‘El amor es la cura: sobre la vida, la pérdida y el fin del SIDA’
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Elton John y Freddie Mercury siempre fueron grandes amigos. Durante su carrera llegaron a considerar armar un grupo llamado Nose, Teeth and Hair con Rod Stewart .
Pero mientras que John relata los trágicos eventos que llevaron a la muerte de Mercury, enfatiza lo desinteresado que siempre fue la leyenda del rock y describe que incluso en su etapa terminal, trató de cuidar a los demás tanto como pudo. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Горшок Жив! (@korol_i_shut__) el 8 Nov, 2018 a las 10:48 PST «Freddie no anunció que tenía SIDA hasta el día anterior a su muerte en 1991 (…) me dijo que tenía SIDA poco después de que le diagnosticaron en 1987. Estaba devastado. Había visto lo que la enfermedad había hecho a muchos otros amigos. Sabía exactamente qué hacer con Freddie. Conocía la muerte, la muerte agonizante, y lo que viene. Pero Freddie fue increíblemente valiente. Tenía apariciones, actuaba con Queen, siempre era divertido, indignante y profundamente generoso», escribe el cantante.
La salud de Mercury se deterioró rápidamente. Le era difícil soportar el dolor de las lesiones provocadas por el sarcoma de Kaposi, estaba casi ciego y no podía sostenerse.
«Freddie falleció el 24 de noviembre de 1991 y semanas después del funeral, todavía seguí sufriendo. El día de Navidad, me enteré de que Freddie me había dejado un último regalo. Me estaba lamentando cuando un amigo apareció inesperadamente en mi puerta y me dio algo envuelto en una funda de almohada. Lo abrí y dentro había una pintura de uno de mis artistas favoritos, el pintor británico Henry Scott Tuke. También había una nota de Freddie. Años antes, Freddie y yo habíamos desarrollado sobrenombres para nuestros alter egos drag. Yo era Sharon, y él era Melina. La nota de Freddie decía: «Querida Sharon, pensé que te gustaría esto. Con amor, Melina. Feliz navidad «.
Me derrumbé, tenía cuarenta y cuatro años en ese momento y estaba llorando como un niño. Ese gesto es lo que ese hermoso hombre, muriendo de SIDA y en sus últimos días, tuvo. Tan triste como ese momento, a menudo pienso en cuando recuerdo a Freddie, porque captura el carácter del hombre. En la muerte, me recordó lo que lo hacía tan especial en la vida.