Algunas personas no necesitan motivos especiales para comer pizza, pero la tentación es mayor si se utiliza para mejorar la productividad laboral.
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Esa fue la conclusión de un estudio que realizó el psicólogo Dan Ariely, quien tomó cuatro grupos de trabajadores y ofreció incentivos diferentes a cada uno.
A un colectivo le prometió 40 dólares; a otro, una pizza; al tercero, una felicitación de su jefe; y al cuarto, que sirvió como grupo de control, nada, detalló la revista Men’s Health.
Resultados
Aunque en principio la comida se colocó en la primera razón del aumento de la productividad, las personas que iban a recibir el elogio de su superior se ubicaron en primer lugar.
Por su parte, el colectivo al que le prometieron dinero terminó con una productividad menor que el grupo de control.