Marcelo (nombre protegido) de 31 años es Comunicador Social de profesión y fotógrafo de vocación. Él es quiteño y trabaja bajo relación de dependencia y como ‘freelance’. Aún cuando este chico que económicamente se considera «independiente» todavía vive con sus padres en la misma casa por «comodidad».
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«Yo soy independiente. No le rindo cuentas a mis padres a pesar de que vivo en un anexo de la casa de ellos. El espacio donde vivo me lo han dado mis padres. No he buscado mudarme de allí por dos razones: comodidad y economía», relató Marcelo.
De acuerdo con el sociólogo Sebastián Salazar Nicholls, en América Latina las familias ven común el tema de convivencia de familiar ampliada y que la misma se establezca en el mismo espacio. «Es cuando los hijos hacen un piso o anexo en la casa de sus padres. Esta situación también se da en Ecuador».
Incluso, una investigación de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) llamada «El fenómeno del nido lleno. Juventud crónica y nuevas formas de familia», apunta que el 74,5% de los hijos de entre 18 y 35 años vive con sus padres.
Para el sociólogo, que los hijos tengan más de 30 años y vivan con sus padres tiene que ver con roles de género. «Esto sucede con hombres que creen que las tareas domésticas están ligadas al cuidado maternal. Eso responde a las condiciones sociales determinadas, paradigmas machistas».
Lo que explica el experto se ajusta perfectamente a la situación de Marcelo. Su madre y una asistente del hogar le ayudan a lavar la ropa, limpiar y entre otras tareas que se requieran en el departamento.
«Yo todavía vivo con mis padres porque aprovecho lo que ellos me han dado», reiteró Marcelo, al tiempo en que agregó que su «comodidad» le permite hacer cosas que viviendo solo, según el, no puede: viajar y comprar equipos para su trabajo.
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Aunque Marcelo tiene novia (estable) él cree que cuando formalice la relación, su hogar seguirá siendo el mismo, pero con su chica. «Yo he pensado en irme con mi novia, pero podríamos vivir 4 años en mi casa, hacer remodelaciones y cuando tenga más o menos 30 años salir a buscar una casa propia», consideró.
Para la psicóloga clínica, Ana Lucía Carrión, los hombres que tienen 30 años, trabajan, tienen una profesión, estabilidad económica y viven con sus padres padecen del síndrome de Peter Pan.
La experta asegura que no se trata de un tema de economía; más bien es el miedo a salir de la zona de confort. «Cuando un hombre que vive en casa de sus padres y tiene a la madre, a una persona que ayuda en casa, o una hermana no quieren salir de su zona de confort porque tienen fobias a adquirir nuevas responsabilidades».
La culpa es de los padres
La psicóloga aseguró que, a pesar de que no es obligación que los hijos deban abandonar la casa de sus padres a partir de una edad que determina la sociedad, si es importante que lo hagan para evitar inconvenientes familiares o de pareja en el futuro.
Carrión aseveró que los principales responsables de que los hijos se queden en casa después de los 30 son los padres. » Las madres incentivan a sus hijos a que se queden en casa y no se vayan. No es el hecho que se tengan que ir, pero es lo recomendable. Esta situación puede molestar a las parejas al momento de tener intimidad».
«Lo ideal es que los padres motiven a sus hijos a salir de su zona de confort. Muchos padres no lo hacen porque tiene miedo de quedarse solos (…) lo que no saben es que esto puede repercutir con los años», recomendó Carrión.
En ese contexto, la experta apuntó que cuando los padres no inculcan responsabilidades a sus hijos a cierta edad, a futuro sus parejas pueden alejarse por la falta de «asumir nuevos retos».
¿Qué pasa en Ecuador?
Por otra parte, el sociólogo se refirió al tema aterrizado en Ecuador y Quito. Asegura que en el país, los casos de hijos mayores de 30 años que viven con sus padres están generalizados.
«La lógica está arraigada a los procesos que están acorde a cómo se conforman las ciudades y los espacios de vivienda», dijo el sociólogo.
En Quito, por ejemplo los jóvenes más bien buscan su independencia temprana. El boom de los ‘roommatees’ está generalizado en universidades. «Ahora los jóvenes prefieren compartir su espacio con un amigo por decisión propia y economía».
«Especulando, a nivel nacional podría decir que un 40% de los jóvenes de 30 años vive con sus padres, mientras que en Quito es el 15 %. En la Capital se estila que los chicos quieran vivir de forma independiente», finalizó.
Tal vez, la historia de Marcelo sea similar a la tuya, a la de un familiar o amigo. También puede recordarte a Seymour Skinner (+40), un personaje de la serie animada Los Simpson, que a su edad vive con su madre.
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