Nuevos estudios presentados el 10 de septiembre de 2017 en Milán (norte de Italia) alertan sobre los potenciales riesgos de salud por el uso de cigarrillos electrónicos, que «todavía» no deben venderse, afirman, como «alternativa sana» a los cigarros convencionales.
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Los estudios revelan, por una parte, que todos los líquidos para cigarrillos electrónicos analizados de entre las marcas más populares en nueve países europeos contenían al menos una sustancia con riesgo para la salud.
Por otro lado, se indica que los resultados de un sondeo sobre consumidores de cigarrillos electrónicos no permiten confirmar que su uso ayude a los fumadores a abandonar ese hábito, contrariamente a lo que afirman quienes apoyan los nuevos dispositivos.
Los estudios fueron presentados durante el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea, en el que se destacó especialmente el riesgo de salud para las personas que fuman tanto cigarrillos electrónicos como convencionales.
Entre los componentes detectados en el líquido para los cigarrillos electrónicos había dos -metilciclopentano y alfa ionona- que «pueden causar alergia o síntomas de asma o dificultades para respirar si se inhalan», según uno de los estudios, realizado por Constantine Vardavas, de la Universidad de Creta.
El estudio se fijó en 122 de las marcas más vendidas de líquido para cigarrillos electrónicos en Grecia, España, Alemania, Holanda, Reino Unido, Hungría, Rumanía, Polonia y Francia.
«Nuestra investigación revela que los líquidos para cigarrillos electrónicos a la venta en Europa tienen ingredientes que potencialmente irritan las vías respiratorias», declaró Vardavas.
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El experto destacó que la existencia de esas sustancias podría violar la legislación de la Unión Europea (UE) sobre cigarrillos electrónicos y que quienes los usen «deben ser conscientes de que no están libres de riesgos».
Otro de los estudios, que se basa en un sondeo que investigó a más de 30.000 personas en Suecia, detectó que el uso de cigarrillos electrónicos era más habitual entre quienes ya fumaban cigarros convencionales y que quienes consumían ambos eran quienes mostraban más afecciones respiratorias.
Los responsables del sondeo admiten, sin embargo, que «hace falta más investigación para precisar si el uso del cigarrillo electrónico contribuye a dejar de fumar o si incrementa el riesgo de (contraer) enfermedades respiratorias».
Por último, un tercer estudio advierte de que es necesario mantener una actitud «crítica y cauta» con respecto a los cigarrillos electrónicos y que quienes los usen deben ser conscientes de sus «riesgos potenciales».
Esta investigación detectó un incremento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial entre una muestra de voluntarios que se habían expuesto a cigarrillos electrónicos con nicotina frente a quienes habían consumido otros sin esa sustancia.
Además, advierte de que los fabricantes de cigarrillos electrónicos se dirigen también a los no fumadores «con diseños y sabores» que invitan al consumo a una mayor parte de la población, «incluidos los más jóvenes, y que conlleva el riesgo de (contraer) adicción a la nicotina de por vida».
EFE
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