Estilo de Vida

¿Cuáles son los años más felices?

Diversos estudios afirman que entre los 20 y los 30 las personas toman las decisiones que marcarán el futuro para siempre.

Finalizar una carrera una universitaria, conseguir trabajo, estar en pareja, tener un auto, viajar, comprarse una casa, casarse y luego, los hijos. Los mandatos sociales son más que exigencias, y responden más a presiones que se deben cumplir, porque allí se forma parte de la vida.

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Según la reconocida psicóloga Meg Jay, “dejar la mayoría de estas decisiones para después de los 30 años aumenta la presión. Elegir una carrera, una ciudad en dónde vivir o formar una pareja encuentra más dificultad a medida que pasan los años”.

Jay advirtió también que “el 80% de los momentos decisivos tienen lugar antes de los 30 o 35 años, por lo que nos vemos obligados a enmendar las decisiones que tomamos con 20 años o a aceptarlas“. Es decir, si entre ese rango de edad no se tomaron las decisiones correctas, el camino que se eligió es el incorrecto.

Todo en el marco de su libro La década decisiva (2016), en donde afirma que los veinteañeros desconocen dentro (o fuera) de su limbo que son seres “confundidos y desorientados”, expuestos a encauzar su vida para que esta tenga un resultado final satisfactorio.

Steven Mintz, profesor de Historia en la Universidad de Texas, Estados Unidos, también se ubica en la misma vereda que Jay. Su teoría es más concreta: “Entre los 18 y los 28 años los errores tienen consecuencias determinantes en las siguientes décadas“.

En su libro Lo principal de la vida. Una historia de la vida adulta moderna señaló que quien se queda a vivir en casa de sus padres es debido a cierta comodidad que retrasa cualquier responsabilidad. Y los que no tienen familia en la que apoyarse están condenados a trabajos precarios y relaciones inestables.

Los investigadores del Pew Research Center advirtieron que el 36,4% de mujeres y el 42,8% de hombres estadounidenses de entre 18 y 34 años viven aún con sus padres, volviendo a niveles de los años 40. Esta generación boomerang tampoco tiene viviendas en propiedad ni hijos, según publica Noticias24.

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En Italia existe incluso un término despectivo –mammoni– para describir a los jóvenes que siguen viviendo en la casa familiar (uno de cada tres, según un estudio de la organización Coldiretti, que señala también al 43% de jóvenes entre 25 y 34 años que dependen económicamente de sus padres). En Japón los definen como “solteros parásitos”.

 

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