Estilo de Vida

Nadie debería pasar más de una hora diaria al volante

El uso excesivo del vehículo no solo provoca daños ambientales. La Universidad Católica de Australia comandó una investigación que concluyó con un peculiar argumento para dejar de manejar más de 60 minutos por día

La acusación de los ambientalistas es harta conocida. Los autos contaminan. Deberían usarse menos. Las campañas de desprestigio e incriminación en las elevadas niveles de emisión de partículas contaminantes se naturalizaron.

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Se extienden y multiplican cruzadas para reducir su uso en pos de la sustentabilidad: aliento al transporte público, más peatonales y menos calles abiertas al tránsito, y la reinvención de la bicicleta como protagonistas en materia de movilidad moderan una urbe más sensible al ecosistema, más eco-friendly.

La Universidad Católica de Australia también sugirió dejar de usar tanto el auto. Aunque no por activismo. La causa es salud. Atención choferes, taxistas, remiseros, camioneros.

El Instituto de Salud y Envejecimiento elevó un informe sugestivo. Recomienda no conducir por día más que una hora porque manejar en exceso engorda.

De acuerdo a las conclusiones de su investigación, quienes pasan más de una hora diaria al volante pesan en promedio 2,3 kilos más que aquellos conductores que invierten quince minutos o menos para esa actividad.

Y denuncian, además, una media de 1,5 centímetros menos de cintura quienes manejan un cuarto de hora o menos en comparación con los que pasan horas conduciendo.

La universidad australiana evaluó las rutinas de 2.800 adultos que asistían a su trabajo en distintos medios de transporte. El profesor Takemi Sugiyama, responsable del estudio, advirtió los efectos en la salud del sedentarismo al volante: «Un tiempo prolongado en el asiento de un auto, concretamente más de una hora diaria, se asocia con un perfil de riesgo cardiovascular adverso».

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El catedrático solicitó alertar a la población sobre las amenazas en la salud por el uso exagerado del vehículo e integrarlo a los argumentos que acompañan esta premisa, como «reducir el tráfico, la contaminación del aire y la proliferación de infraestructuras relacionadas con los automóviles».

La investigación –aquí completa– estudió la evolución del índice de masa corporal, la circunferencia de la cintura y los niveles de glucosa en ayunas de quienes participaron en la encuesta. Todos los factores evaluados estaban vinculados a riesgos cardiovasculares.

El objetivo del informe de la Universidad Católica de Australia es reinterpretar los efectos del uso desproporcionado del automóvil. A las condiciones medioambientales y socioculturales se le añaden consecuencias físicas y psicológicas.

La propuesta del profesor Sugiyama es mancomunar la investigación entre todos los agentes implicados, que comprometa a las autoridades gubernamentales y tanto a profesionales de la salud y el transporte.

Fuente: Infobae

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