La acusación de los ambientalistas es harta conocida. Los autos contaminan. Deberían usarse menos. Las campañas de desprestigio e incriminación en las elevadas niveles de emisión de partículas contaminantes se naturalizaron.
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Se extienden y multiplican cruzadas para reducir su uso en pos de la sustentabilidad: aliento al transporte público, más peatonales y menos calles abiertas al tránsito, y la reinvención de la bicicleta como protagonistas en materia de movilidad moderan una urbe más sensible al ecosistema, más eco-friendly.
La Universidad Católica de Australia también sugirió dejar de usar tanto el auto. Aunque no por activismo. La causa es salud. Atención choferes, taxistas, remiseros, camioneros.
El Instituto de Salud y Envejecimiento elevó un informe sugestivo. Recomienda no conducir por día más que una hora porque manejar en exceso engorda.
De acuerdo a las conclusiones de su investigación, quienes pasan más de una hora diaria al volante pesan en promedio 2,3 kilos más que aquellos conductores que invierten quince minutos o menos para esa actividad.
Y denuncian, además, una media de 1,5 centímetros menos de cintura quienes manejan un cuarto de hora o menos en comparación con los que pasan horas conduciendo.
La universidad australiana evaluó las rutinas de 2.800 adultos que asistían a su trabajo en distintos medios de transporte. El profesor Takemi Sugiyama, responsable del estudio, advirtió los efectos en la salud del sedentarismo al volante: «Un tiempo prolongado en el asiento de un auto, concretamente más de una hora diaria, se asocia con un perfil de riesgo cardiovascular adverso».
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El catedrático solicitó alertar a la población sobre las amenazas en la salud por el uso exagerado del vehículo e integrarlo a los argumentos que acompañan esta premisa, como «reducir el tráfico, la contaminación del aire y la proliferación de infraestructuras relacionadas con los automóviles».
La investigación –aquí completa– estudió la evolución del índice de masa corporal, la circunferencia de la cintura y los niveles de glucosa en ayunas de quienes participaron en la encuesta. Todos los factores evaluados estaban vinculados a riesgos cardiovasculares.
El objetivo del informe de la Universidad Católica de Australia es reinterpretar los efectos del uso desproporcionado del automóvil. A las condiciones medioambientales y socioculturales se le añaden consecuencias físicas y psicológicas.
La propuesta del profesor Sugiyama es mancomunar la investigación entre todos los agentes implicados, que comprometa a las autoridades gubernamentales y tanto a profesionales de la salud y el transporte.
Fuente: Infobae