Muchas personas al escuchar un raspón contra un pizarrón sienten un escalofrío o una sensación desagradable en los dientes.
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Esto es causado por una interacción entre la zona del cerebro que procesa el sonido y la amígdala, la cuál procesa las emociones.
Debido a la alta frecuencia de las ondas, la amígdala modifica la percepción del sonido y lo agudiza, ocasionando que se desencadene una respuesta molesta.