El tejido pulmonar reconstituido expuesto al humo de tabaco cambia la expresión genética 60 veces más que el expuesto a los de los cigarrillos electrónicos, según un estudio publicado hoy, 6 de febrero del 2017, en la revista Applied In Vitro Toxicology.
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Mientras que los cambios de niveles de expresión genética se produjeron en 123 genes cuando el tejido pulmonar reconstituido fue expuesto al humo del cigarrillo, dos genes los tuvieron después de la exposición al vapor de los cigarrillos electrónicos.
El estudio, realizado por la investigadora Anisha Banerjee y su equipo de British American Tobacco R&D Centre, utilizó un sistema de cultivo de vía aérea en 3 dimensiones, compuesto de epitelio humano reconstituido, que imita la estructura y funciones del tejido pulmonar humano.
El artículo, que forma parte de un número especial sobre la próxima generación de productos de nicotina, también mostró que los niveles de varias citocinas, que son biomarcadores de la inflamación, aumentaron en el modelo de tejido pulmonar expuesto al humo del cigarrillo convencional.
«La utilización de nuevos modelos humanos de pulmón en 3 dimensiones, combinados con las últimas tecnologías de expresión génica para evaluar los efectos del humo de cigarrillo convencional con los aerosoles de cigarrillos electrónicos, demuestra que los modelos in vitro pueden ser utilizados para entender los efectos biológicos», aseguró el doctor en bioquímica y toxicología molecular y editor jefe de la publicación, Jim McKim.
Otra investigación publicada hoy por Annals of Internal Medicine señala que los cigarrillos electrónicos son menos tóxicos y más seguros que los convencionales de tabaco.
Estos investigadores de cáncer revelaron que las personas que cambiaron los cigarrillos clásicos por los electrónicos o por terapias de reemplazo de nicotina durante al menos seis meses obtuvieron niveles más bajos de sustancias tóxicas y cancerígenas en sus organismos.
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«Nuestro estudio se suma a las pruebas existentes que demuestran que los cigarrillos electrónicos y las terapias de reemplazo de nicotina son más seguros que fumar, y sugiere que conllevan un riesgo más bajo asociado con su uso a largo plazo», afirmó el autor del estudio y profesor en epidemiología y salud pública, Lion Shahab.
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