A través de algunas encuestas realizadas se comprobó que un tercio de los adultos piensan que compartir la cama con sus parejas no les hace bien sino al contrario les hace más daño que dormir solos.
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Por supuesto, co-dormir con una persona no siempre es tan fácil ni agradable como parece, de hecho, no sólo puede ser complicado con los ronquidos y el edredón; sino va mucho más allá de eso. Ni contar con ese incómodo momento cuando uno de los integrantes llega a su casa tarde y borracho, científicamente genera en su totalidad incomodidades para dormir tranquilo además de ser potencialmente dañino para quienes lo viven con frecuencia.
Los efectos de la falta de sueño se han generalizado, causan un aumento en el riesgo de depresión, enfermedades cardíacas, accidente cerebrovascular e insuficiencia respiratoria. También puede aumentar el riesgo de divorcio. Todo esto puede parecer extremo, pero si tenemos en cuenta el 29 por ciento de los adultos que dicen que la raíz de sus desvelos son sus parejas no se escapa mucho de la realidad estos padecimientos.
Nerina Ramlakhan, Doctora experta en sueño expresó: “Casi un tercio de los británicos dicen que no pueden conseguir una buena noche de sueño, ya que están perturbados por su pareja”. Es raro conseguir a una persona totalmente compatible, por lo que la opción de dormir cada noche en camas separadas no es una mala idea pues se cultivaría un mejor descanso y un sueño más reparador.
La falta de “compatibilidad en el dormir” puede también ocasionar daños cosméticos; un estudio realizado por el Hospital de la Universidad Case Medical Center en Ohio, encontró que las personas que no tienen un buen descanso pierden un 30 por ciento más de agua después de una ruptura de la barrera de la piel, (por ejemplo, la exposición a la luz UV) que aquellos que regularmente conciben una buena noche de sueño en solitario.
También se encontraron que las parejas que duermen mal tienden a mostrar más rápido los signos de envejecimiento, reducción de elasticidad, arrugas y tardía recuperación de quemaduras solares.