Cada relación sexual está acompañada por infinidad de seres en una especie de orgía de bacterias, microorganismos y virus. Sin embargo, la ciencia está reescribiendo la sana y deseable relación que debería existir con las bacterias.
PUBLICIDAD
Los estudios sobre la flora intestinal, rebautizada recientemente como microbiota, empiezan a demostrar que los miembros de tribus indígenas o los que viven en el campo, en contacto con animales, aventajan a los pulcros habitantes de las grandes ciudades en variedad y cantidad de bacterias buenas, alojadas en el intestino, lo que los hace más resistentes a las enfermedades a las depresiones y a la obesidad.
En ese sentido, el sexo es una buena ocasión para que nuestras bacterias hagan amigos. La relación sexual es también un excelente gimnasio para que nuestro sistema inmunitario ejercite sus músculos.
Al margen de las precauciones básicas que hay que tener cuando se practica el sexo, sobre todo con extraños, existen ciertas reglas de higiene que hay que observar y otras, que tal vez cumplimos a rajatabla y, que más bien estorban.
Te mostramos algunos mitos sobre la higiene en el sexo que quizá no sabes:
Aseo ates del sexo. El lavado precoital no es un ingrediente esencial ni imprescindible, siempre y cuando no hayamos corrido antes una maratón. Partiendo de la creencia de que la gente se ducha a diario y mantiene una higiene prudente, no hay por qué obsesionarse con la asepsia. Los prelavados pueden interrumpir fastidiosamente el juego previo y destruir las feromonas.
Evita infecciones. El acto sexual es también un intercambio de fluidos y prácticas que, aun en el mejor de los casos y aunque se realicen con la pareja estable, tienen también sus líneas rojas para evitar infecciones o cistitis. Si en plena faena nos entran ganas de orinar, hay que hacer un descanso e ir al baño en vez de retrasarlo.
PUBLICIDAD
¿Después del sexo, a la ducha? Tras la relación tampoco hay que correr a la ducha, a no ser que sea acompañado, lo que incrementa su interés. Pero si es recomendable ir a orinar, primero porque el cuerpo lo pide y segundo porque el paso de la orina por la uretra actúa como un limpiador e impide el desarrollo de bacterias.
Algunas mujeres piensan que el esperma es sucio, pero en realidad en absolutamente aséptico y estéril, siempre y cuando su donante esté sano y no tenga ninguna ETS.
Fuente: El País.