De acuerdo con un nuevo estudio sobre las familias inglesas, los niños que pasan por el duro momento de la pérdida de alguno de sus padres son más propensos a caer en adicciones como el tabaco o el alcoholismo cuando lleguen a la etapa de la adolescencia.
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El motivo de que adolescentes recurran a algún tipo de adicción es porque científicos aseguran que los padres tienen gran influencia en la vida de sus hijos, por lo tanto, los niños que lleguen a adoptar un comportamiento difícil durante su crecimiento es a causa de un divorcio o muerte.
Según Rebecca Lacey, una de las autoras del estudio e investigadora senior asociada del University College de Londres, asegura que a través de estudios la gente opta por crear comportamientos y automedicaciones para así enfrentar alguna situación de ausencia de madre o padre.
También aporta Lacey que un preadolescente es mucho más propenso a caer en adicciones solo porque le falte alguno de sus padres. Según los investigadores, el déficit está entre niños que pierden a sus padres antes de los siete años.
Una evidencia: Obama
En un nuevo documental del canal MTV, «Prescripción para el cambio: Acabando con la crisis de opiáceos de Estados Unidos», el presidente de Estados Unidos, Barack Obama confesó que llegó a consumir drogas en su pasado a causa del divorcio de sus padres cuando él tenía tres años.
Cuando era adolescente consumía drogas, bebía, prácticamente probaba todo lo que encontraba, pero estaba en Hawaii y era un sitio bastante relajado. Fui afortunado de no haberme vuelto adicto a nada excepto los cigarrillos, lo que me costó mucho tiempo abandonar
Así reveló el mandatario estadounidense.
Sin embargo, el momento por el que pasó Obama, evidencia la teoría de Lacey y los investigadores. Estos científicos aseguran que cuando ocurre una situación de este tipo o en todo caso la ausencia de uno de los padres a temprana edad esto podría evitarse.
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El mencionado estudio, fue publicado en Archives of Disease in Childhood, el cual considera los registros de 11 mil menores, de los que más de un cuarto habían experimentado la ausencia de uno de sus padres antes de los 7 años.