Hace unos meses, el mundo lloró, se desgarró las vestiduras y hasta linchó virtualmente a dos personas por la muerte de Harambe, el gorila. Esto, en el zoológico de Cincinnatti, cuando un niño de cuatro años cayó accidentalmente en su fosa y lo remataron a tiros.
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Entonces, las redes sociales explotaron. A los padres se les acusó de negligencia. Los amenazaron de muerte. Salió a la luz todo su pasado. Eso, a pesar de que ellos se defendieron y esgrimieron que fue un accidente. Hubo homenajes para Harambe en redes. Y muchos, cruelmente, también desearon que se muriera el niño.
https://twitter.com/FGuerrerov_/status/780760394847498240
Sí, la tragedia sacó lo peor de muchos. Y también se decantó de una forma muy extraña.
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De memes… a disfraces
Entonces, como lo único que quedó de la tragedia fue una cuenta del Zoológico de Cincinnatti, los trolls hicieron de las suyas. Estaban en día de campo. Les mandaban memes de Harambe a granel. Por ende, la institución tuvo que cerrar su Twitter.
Pero los memes siguieron, claro. Harambe como presidente, en debate, en cualquier cosa. Y el gorila ya no era otro triste ejemplo de animal/viral/muerto (como el león Cecil). Era un elemento kitsch, un aditamento de Internet.
Hasta que dentro de los límites -inexistentes- de lo políticamente correcto, apareció el producto predecible. Y más para octubre. Donde el típico «disfraz sexy de lo que sea», se pone de moda.
Y si ya hay uno de Trump….
Pues hay de Harambe.
Lo pueden comprar en Amazon, desde 45 hasta 54 dólares. Y como si fuera una ingeniosa broma cruel de los fabricantes, hasta viene con bolso de banana. Ahora bien, él hace parte de una tradición en la que los disfraces de traje de Ébola en forma sexy y otros momentos coyunturales mundiales han sido parodiados en esta forma tan común- y exitosa- de disfraz.