La felicidad se puede presentar en tantas formas distintas, a lo largo de la vida de una persona, que resulta difícil de definir. La infelicidad, por otro lado, es fácil de identificar: Se nota cuando se ve en otro y, cuando la sientes a nivel personal, sabes perfectamente cuando se ha apoderado de tu ánimo.
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La revista Forbes recopiló una serie de comentarios de expertos que, por ejemplo, explican que la infelicidad es un mal que se contagia: Afecta directamente a las personas que están alrededor.
Además, uno de los estudios más célebres llevado a cabo por la universidad de Stanford y que siguió a un grupo de personas por casi ocho décadas, comprobó que la infelicidad está directamente relacionada con una mala salud y una expectativa de vida más breve.
Contrario a la creencia popular, la felicidad tiene mucho menos que ver con las circunstancias de la vida de una persona que lo que se piensa. La Universidad de Illinois mostró a través de una investigación, que el nivel de felicidad que logra la gente que gana mucho dinero al año es apenas un poco más alto que el de los que trabajan para ellos.
Por lo tanto, si las circunstancias no son determinantes a la hora de ser -o no- feliz, la responsabilidad recae en los individuos y sus decisiones, cada uno tendría el control de su propia felicidad.
Psicólogos de la Universidad de California postulan que apenas un 50% de la felicidad de una persona responde a las características genéticas y a sus circunstancias de vida. El resto es mérito.
Cuando una persona es infeliz, es mucho más difícil para el resto estar cerca de ella, o siquiera trabajar con ella. La infelicidad aleja a la gente y crea un círculo vicioso que impide que los seres humanos se desarrollen de acuerdo a su potencial. Existen algunos hábitos que llevan a la infelicidad más que otros. Aquí te enseñamos los 10 más dañinos para que puedas identificarlos y erradicarlos de tu vida.
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1. Esperar por un futuro mejor.
Decir frecuentemente frases como “estaré más feliz cuando…” es, de acuerdo con los expertos, una de las formas más fáciles de ser infeliz. No importa si te refieres a comprar un auto, ser padre o alcanzar un logro profesional, etc. Lo que recomiendan los especialistas es no poner tanta energía en las circunstancias futuras, dado que éstas no llevan a alcanzar la felicidad.
No se recomienda “perder el tiempo” pensando en hechos que, de acuerdo a los estudios, no tendrían impacto en tu estado de ánimo. En vez de eso, preocúpate de ser feliz en todo momento, ahora mismo. Haz cosas que te hagan sentir contento, dado que no hay garantías respecto a lo que podría o no pasar en el futuro.
2. Usar todo tu tiempo consiguiendo “cosas”.
No cabe duda, las personas que viven en la pobreza experimentan una considerable mejoría en sus vidas cuando su situación económica se arregla. Sin embargo, los estudios muestran que esos índices de felicidad caen si los ingresos aumentan demasiado. Hay muchísimas investigaciones que intentan probar que los bienes no generan felicidad.
Y la conclusión principal de ellos es que, cuando dedicas tu vida a conseguir objetos materiales y riquezas, una vez que los obtienes te das cuenta que el verdadero costos de éstos ha sido tu tiempo y la felicidad que te entregan aspectos de tu vida como los amigos, la familia y los hobbies.
3. Quedarte solo en casa.
Cuando se sienten infelices, lo primero que muchas personas tienden a hacer es aislarse de otros. Los psicólogos explican que éste es un error, dado que socializar, aunque no se tengan ganas, es lo mejor para el ánimo. Así que cuando estés frente a esos días en que lo único que te tienta es taparte con las sábanas de tu cama y evitar hablar con nadie, recuerda que la felicidad depende de tus decisiones.
Reconoce esos períodos en que aislarte te está volviendo menos feliz y oblígate a salir, compartir y, según los expertos, notarás una enorme diferencia.
4. Victimizarte
Las personas que son menos felices tienden a ver la vida como un enemigo y a sentir que todo está fuera de su control. En otras palabras, “la vida es dura conmigo y no hay nada que yo pueda hacer”.
El problema con esta afirmación es que desarrolla un sentimiento de desamparo que, a medida que crece, evita que las personas tomen acciones reales para ser más felices. Todas las personas pasan por etapas en que experimentan estos pensamientos de vez en cuando, lo importante es reconocerlos y evitar que el daño en tu ánimo sea mayor.
5. “Ponerse” pesimista.
Nada enciende la infelicidad como el pesimismo. El problema con una actitud derrotista, además de ser pésima para tu ánimo, es que comienzas a cumplir tus propias profecías. Si una persona vive su vida esperando cosas malas, es probable que le pasen cosas malas. Los pensamientos pesimistas son difíciles de evitar, a menos que te des cuenta de lo ilógicos que, en su mayoría, son. Oblígate a mirar los hechos por su valor real y podrías notar que las cosas no son tan malas como lo pensaste.
6. Quejas, quejas, quejas…
Muchas veces quejarse implica no conformarse con cosas que no son las ideales. Pero vivir para quejarse es una actitud que lleva derecho a la infelicidad. Hablar de forma constante de lo mal que están las cosas reafirma pensamientos negativos y pesimistas. Si bien, nuevamente, hablar de lo que no te gusta puede ayudarte a mejorar tu calidad de vida, hay una línea que separa las quejas como mecanismo de cambio positivo y las quejas como combustible para una vida infeliz. Además, las quejas tienden a alejar a los otros. No es la idea que te conformes, pero mide cuántas quejas generas cada día e intenta balancearla con piropos, felicitaciones y propuestas.
7. Las proporciones son importantes.
A todos les pasan cosas malas. La diferencia entre la gente que es feliz y la que no, es que ésta última tiende a ver las cosas malas con un volumen muchísimo mayor al que detectan las que se sienten bien.
Una persona feliz se puede molestar si hay una congestión de tránsito gigante que le impida llegar a tiempo a su trabajo. Pero la incomodidad pasa cuando las circunstancias mejoran. En cambio, una persona infeliz podría sentir que su día, semana, año e incluso vida no tienen remedio, que están condenados.
8. “Hacerse el tonto” con los problemas…
Las personas felices se hacen cargo de sus acciones. Cuando cometen un error, lo admiten. La gente infeliz, por otro lado, se siente amenazada por los problemas y los errores y trata de evitarlos y esconderlos. Sin embargo, todos sabemos que los problemas tienden a agrandarse cuando los ignoran y pasa el tiempo. Entre más espacio le des a tu problema, más vas a sentir que no hay nada que puedas hacer para solucionarlo.
9. No mejorar.
Debido a que las personas infelices son pesimistas y usualmente sienten una pérdida de control en sus vidas, muchas de ellas tienden a sentarse y esperar que la vida pase frente a sus ojos. En vez de establecer metas, aprender y mejorar, siguen dejándose llevar, preguntándose cuándo las cosas van a cambiar.
De nuevo, los expertos coinciden, las circunstancias no hacen feliz o infeliz a una persona: son las decisiones que se toman.
10. ¿Por qué no a mí?
La envidia y los celos son incompatibles con la felicidad. Así que si eres de las personas que se están comparando constantemente con otros, es hora de parar. Un estudio de la universidad de Illinois mostró que la mayoría de los encuestados estaría de acuerdo con ganar menos dinero, siempre y cuando, los demás también tuvieran una reducción. Este es el tipo de pensamiento que hace infelices a las personas. Evítalo. Es difícil, pero gratificante.
Según Travis Bradberry, autor de “Inteligencia Emocional 2.0”, cambiar los hábitos para conseguir la felicidad es una de las cosas más difíciles que puede hacer una persona. Pero también puede ser una de las mejores decisiones de la vida. Además, es un acto de solidaridad: “Decidir ser feliz es también hacer feliz a los que te rodean”.