Se acerca el comienzo del segundo semestre y muchos estudiantes de último año alistan sus curriculum para entrar de lleno al mundo laboral, a través de las renombradas “prácticas laborales”.
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Jóvenes llenos de expectativas, se enfrentan por primera vez al mundo real de un trabajador. Son tres meses de desafíos, experiencia y conocimientos. Sin embargo, una vez titulados salen al mercado en búsqueda de su primer empleo y se encuentran con limitaciones debido a su poca experiencia.
Macarena Morata, Senior Consultant Page Interim comenta que “dado que la mayor parte de los trabajos requieren al menos un año de experiencia laboral, sólo con la práctica no es suficiente para afrontar esta realidad laboral. Por otro lado, dada la corta duración de las mismas, es difícil que en dicha práctica realmente lleguen a desempeñarse con todas las competencias y funciones del cargo, por lo general apoyan en algunas funciones pero no se desempeñan 100% en el cargo”.
Efectivamente, las prácticas laborales están siendo fuertemente cuestionadas, puesto que el modelo chileno es muy poco eficiente considerando que, en promedio, las prácticas laborales duran alrededor de 3 meses. De esta manera, los jóvenes sales muy poco preparados y no experimentan los ciclos reales de las empresas, los que en la realidad se pueden empezar a ver en el transcurso de 12 meses.
La experta de Page Interim dice que “nos parece interesante que los estudiantes puedan ampliar la duración de dichas prácticas, decisión que pasa por las universidades y la planificación de los estudios, mientras tanto lo que sugerimos a los recién titulados que nos consultan al respecto es tomar un trabajo temporal que le permita adquirir conocimiento dela realidad laboral, conocer y desarrollar aptitudes que les aporten en sus trabajos futuros. El tomar un proyecto temporal les permite incorporarse a una empresa en las mismas condiciones y realizando las funciones acordes al cargo, siendo realmente efectiva su inmersión en el mercado laboral”.
Es así que muchos estudiantes deciden ampliar sus prácticas o realizar de forma voluntaria las mismas con el objetivo de conseguir mayor experiencia, mostrarse en la empresa e incluso ver la posibilidad de ser contratados tras las prácticas, sacrificando salario por experiencia, pensando en su futuro a mediano plazo.
Según reafirma la ejecutiva de Page Itermin, esta modalidad es en definitiva un “win /win” para ambas partes.
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“Para el empleador contar con un profesional motivado, con ganas de aprender y con el objetivo de ser un aporte, le permite no utilizar vacantes internas, no aumentar su head count, convirtiendo costos fijos en variables y desligarse totalmente de la parte operativa, pago de salarios, imposiciones etc”.
Por otro lado, “para el candidato, la práctica voluntaria le permite adquirir capacidades, conocimientos, aplicar lo aprendido durante sus estudios, conocer la realidad empresarial, mejorar aptitudes como flexibilidad, adaptación y compromiso. Además estos proyectos le permiten conocer el trabajo y la empresa en sí, de forma que pueda definir si realmente le interesa o no trabajar ahí, o bien, si esa área en concreto es donde quiere desarrollarse”.
Con información de América Economía