Estilo de Vida

¿Mueves las piernas sentado? Mira la razón

Es algo muy frecuente

Dar golpes en la mesa, tamborilear los dedos, mordernos las uñas, mover las piernas… En efecto, la mayoría de las veces no es más que un síntoma de un estrés subyacente, no obstante, hay muchas más dimensiones que merece la pena tenerse en cuenta. Esta realidad es algo tan común en nuestro día a día, que si no lo sufres tú en primera persona seguro que alguien muy cercano a ti que te “martiriza” con esa manía de la que él o ella, ni siquiera será consciente.

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Veamos ahora sus causas más habituales:

Un rasgo de personalidad. Hay personas que desarrollan un tipo de manías, de tics que poco a poco se instalan en su vida cotidiana sin que ni siquiera se den cuenta: mordisquear los lápices, mover las manos, las piernas, comerse las uñas… Hay quien no puede parar de moverse ni estando sentado. Este rasgo es muy común, de hecho, incluso suele heredarse.

Mover las piernas también es una reacción habitual en largos periodos de inactividad o quietud. Por ejemplo, cuando estamos mucho tiempo viendo la televisión, o estudiando… El mover las piernas nos reactiva y resulta hasta catártico cuando almacenamos cierta tensión en caso de que estemos preparando un examen. Es decir, en situaciones de inmovilidad, de larga quietud o cuando estamos un poco nerviosos interiormente, el agitar la extremidades o incluso hacer movimientos repetitivos con las manos o piernas, puede llegar a relajarnos.

El síndrome de las piernas inquietas. En este caso ya estaríamos ante un problema un poco más serio que deberíamos tener en cuenta. Hay personas que no solo mueven las piernas mientras están sentados, sino que también lo hacen cuando duermen. Es un trastorno de origen neurológico, en el que normalmente, sentimos cierto hormigueo, ciertos calambres que al agitar nerviosamente las piernas dejamos de percibir. De ese modo, y poco a poco, se convierte en un hábito del que ni nos damos cuenta. Ocurre al estar en reposo, ya sea en la silla, en un sofá o en la cama, y se suele centrar en ambas piernas. Es algo que sufre un 10% de la población, tanto hombres como mujeres.

¿Es grave? Es molesto, y el principal problema reside en que afecta directamente a la calidad de nuestro sueño. Ten en cuenta que las personas aquejadas con el síndrome de las piernas inquietas, sienten esos calambres y hormigueos de un modo muy intenso a última hora del día y mientras están acostados, con lo cual, se ven obligados a moverse casi todo el tiempo para encontrar alivio. Si no lo hacen, la molestia se convierte en ardor e incluso en dolor, y obviamente, poco a poco va quitando calidad de vida.

¿Qué podemos hacer? ¿Qué pasa si el mover las piernas es algo constante en nuestra vida? Si lo que sufres es el Síndrome de las piernas inquietas, deberás someterte a tratamiento médico, ya que este síndrome es algo crónico. Al tratamiento farmacológico, hay que sumarle cosas tan básicas como gestionar mejor el estrés, cuidar tu alimentación, tus ciclos de sueño y hacer algo de ejercicio al día.

Si eres de los que mueve las piernas por costumbre, por desahogar tu estrés o tus nervios, si esto se convierte un problema para ti o para tus amigos, busca otros medios para dejar escapar ese nerviosismo. Es cuestión de tomar conciencia y cambiar el “chip”.

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