Son solo dos sílabas, pero identifican a esa mujer tan especial que es mamá. A medida que pasa el tiempo -y desarrollamos nuestra personalidad- podemos tener pequeñas o grandes diferencias, pero siempre nuestros sentimientos por ellas serán de amor infinito. Además, las madres son grandes maestras que nos enseñan lecciones de vida invaluables, entre ellas:
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Seguir nuestros sueños: sin importar qué tan complicados o lejanos en el horizonte se vean, las mamá siempre tienen una palabra de motivación extra o simplemente nos muestran con su ejemplo que no hay por qué limitarse, lo importante es ser personas integrales y felices.
A no envidiar a los demás: tanto sus posesiones materiales como el estado en que se encuentren en su vida personal. En cambio, ellas nos demuestran a disfrutar lo que, de verdad, tenemos.
Tener confianza en una misma: una enseñanza que, sin darnos cuenta, refuerzan a diario. Nuestras mamás nos enseñan a querernos tal como somos, altas, bajas, rellenitas, con pecas, lentes, sin etiquetas. También nos alientan a probar lo que valemos en el colegio, en la oficina y, por supuesto, en cada una de nuestras relaciones.
Poner todo en una balanza: la vida tiene momentos espléndidos, que parecen sacados de una película, y otros muy grises; por toda la experiencia acumulada, ellas nos enseñan a ver las cosas en su justa medida, a tomar lo bueno y desechar lo mano. Un aprendizaje que requiere sacrificios, pero es una de las más importantes lecciones de vida que, llegado el momento, transmitiremos.