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El profesor Ed Knaus, de la Universidad de Alberta, en Canadá, buscaba crear un analgésico que eliminara todos los dolores, incluso los más agudos con ayuda de una sola pastilla… y lo logró.
Este potente producto químico tiene por nombre W-18 y podría brindar la oportunidad a muchos para mejorar su calidad de vida. Sin embargo, sus efectos secundarios son altamente adictivos.
La razón de esta respuesta se debe a que el fármaco trabaja con los receptores del sistema nervioso central, terminando la sensación de dolor, lo que la lleva a un uso frecuente que puede producir una serie de efectos negativos para la salud.
Al respecto, Knaus mencionó en su investigación: «Nuestra intención era crear un analgésico milagroso, pero después de las pruebas en animales lo descartamos porque nos dimos cuenta de que tenía potencial de volverse adictivo».
Cabe señalar que la droga nunca ha sido probada en humanos de forma documentada, por lo que permaneció en los archivos científicos como una investigación fallida y aparentemente bajo control.
Sin embargo, a finales de enero de 2016, la Policía de Calgary en Canadá informó que en 2015 habían hallado la pastilla W-18 en las calles como parte del mercado ilegal de drogas recreativas.
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Debido a su efecto –10 mil veces más fuerte que el de la morfina–, W-18 nunca había sido comercializada o producida de manera legal por alguna farmacéutica.
«Nunca ha sido probado en humanos, pero se puede decir que los efectos son similares a los de otros opiáceos potentes, como sueño profundo, euforia, picor e hiperventilación que puede causar la muerte», señaló el coordinador del equipo antinarcóticos de la policía de Calgary, Martin Schiavetta a «BBC Mundo».
Según informes de las autoridades, las pastillas se habrían elaborado en China.
