Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Tel Aviv, en Israel. Si bien el chocolate contiene gran cantidad de calorías, su consumo en el primer alimento podría frenar él hambre voraz el resto del día.
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El estudio de la Universidad de Tel Aviv fue elaborado a partir de 200 adultos obesos. Este grupo se dividió de dos: uno de ellos ingería un desayuno de 300 calorías y el otro de 600, que incluía una porción de pastel de chocolate.
Tras una dieta de 32 semanas, en la que un grupo realizaba una dieta alta en proteínas y carbohidratos (que incluía el pastel) el otro hacía una dieta ‘low carb’ con un desayuno de 300 calorías, se constató que el grupo que consumía pastel de chocolate había adelgazado más que el otro.
De hecho, durante las primeras 18 semanas de dieta, ambos grupos perdían peso más o menos al mismo nivel, mientras que a partir de este momento los que desayunaban chocolate empezaron a perder peso con mucha más rapidez.
Esto se debe, según la directora de la investigación Daniela Jakubowitz, a que «los participantes en el grupo de la dieta baja en carbohidratos estaban menos satisfechos», cosa que incrementaba su ansiedad y les llevaba a romper la dieta y atracarse tanto de azúcar como de carbohidratos.
Según Jakubowitz, el desayuno es la comida que más eficientemente controla los niveles de grelina, la hormona responsable del hambre voraz, de manera que al suprimir por completo los alimentos dulces lo único que conseguimos es incrementar los deseos de consumirlos.