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6 de los villancicos más deprimentes y tristes de la historia

Muchos compositores han visto la Navidad como una maldición y así lo han expresado en sus canciones.

«Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año», escribió alguna vez el escritor británico Charles Dickens.

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No le faltaban razones, ya que para muchos es tal vez la época más festiva de todas, con sus regalos, comidas en abundancia, calles llenas de luces y reuniones de celebración.

Las tradiciones son múltiples alrededor del mundo: la novena de aguinaldos en Colombia, las posadas en México, el mumming en Letonia, la koleda en Bulgaria, así como las más extendidas cenas de Navidad y llegada de Papá Noel o los Reyes Magos.

Y música, mucha música. Religiosa con los villancicos o movida para las fiestas de oficina.

Pero no todo es alegría. Muchos compositores han visto la Navidad como una maldición y así lo han expresado en sus canciones.

Desde niños que no reciben regalos a amores no correspondidos o batallas revolucionarias bajo el muérdago.

La BBC Mundo quiso dar un repaso a algunos de los temas considerados más tristes y que podrían estropear, con una sola reproducción, la que se supone es una de las temporadas más felices del año.

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1- «Mamá, ¿dónde están los juguetes?», de Oswaldo Oropeza

Es una de las canciones navideñas más populares en Colombia y Venezuela. Compuesta en la década de los 60, cuenta la historia de una niña que se levanta la mañana de la Navidad y no encuentra ningún regalo debajo del árbol.

«Mamá, ¿dónde están los juguetes?», dice, y se pregunta preocupada si el Niño Dios «no la quiere».

Pero tal vez la parte más trágica de esta composición del venezolano Oswaldo Oropeza no sea que haya un niño en Navidad sin regalos, sino la respuesta que da la madre en la misma canción:

«Será que tú hiciste algo malo y el niñito lo supo, por eso no los trajo».

La niña escogida para interpretar la canción, la venezolana Raquel Castaños, se negó en un principio a interpretar una letra tan lúgubre.

«A mí me parecía una canción horrible, y no entendía por qué querían grabar algo tan triste. No me gustaba y al principio me rehusé a cantarla. Pero mi mamá insistió y al final lo hice, sobre todo, por complacerla», le dijo Castaños a la revista colombiana «Soho».

La canción se convirtió en un éxito y, a pesar de tener un ritmo tropical, es considerada en varias regiones como un villancico.

2- «Amarga Navidad», de José Alfredo Jiménez

José Alfredo Jiménez es tal vez el nombre que mejor se puede asociar con la palabra ídolo en México.

E inevitablemente, no podía dejar de cantarle a la Navidad. Y lo hizo con el ingrediente que lo hizo tan popular: el desamor.

Así surgió «Amarga Navidad», una ranchera en la que Jiménez le habla a una mujer que le ha destrozado el espíritu navideño por su desidia durante la Nochebuena.

«Diciembre me gustó/ Pa’ que te vayas/ Que sea tu cruel adiós mi Navidad/ No quiero comenzar el año nuevo/ Con ese mismo amor/ Que me hace tanto mal», se escucha rogar a Jiménez en su canción.

El autor de clásicos como «El Rey» y «Si nos dejan» (y otras 1.000 canciones más) siempre fue interpretado por otras leyendas de la música tradicional mexicana como Pedro Infante y Vicente Fernández, pero tal vez la mejor versión de esta canción venga de una artista actual: Lila Downs, quien la incluyó en su disco de 2006 «La Cantina».

3- «Last Christmas», de Wham!

Esta canción puede ser la prueba irrefutable de que nos gustan, de alguna manera, que las canciones de Navidad naveguen en el lado oscuro.

Last Christmas, del grupo británico Wham! -conformado por George Michael y Andrew John Ridgeley-, es un relato de un amor que dura un solo día -el día de Navidad- pero que se prolonga en el dolor de la ruptura por más de un año.

«Last Christmas, I gave you my heart / But the very next day, you gave it away» (La pasada Navidad te di mi corazón, pero al otro día lo entregaste), canta un despechado George Michael antes de decirle a su enamorada que tiene el «corazón de hielo», pero que a pesar de tener el alma hecha pedazos durante 12 meses está dispuesto a intentarlo si ella lo besa de nuevo.

Una entrega total. Este éxito de Wham! se convirtió en el tema más popular de la temporada de 1984. Pero el dúo solo sobreviviría una Navidad más, porque en 1986 anunció su ruptura.

4- «El niño que Santa Claus olvidó», de Nat King Cole

Si algo caracterizó la voz de Nat King Cole fue su insondable melancolía, perfecta para una canción triste de Navidad.

Es posible que sus versiones sean las mejores de clásicos navideños como Chestnuts Roasting on an Open Fire o la famosa «Noche de Paz», que logran arrullar con su melodía suave y la voz inconfundible de barítono del hombre que era apodado «El Rey».

Sin embargo, ninguna canción parte el corazón como «The Little Boy that Santa Claus Forgot» (El niño que Santa Claus olvidó).

Esta tonada, compuesta originalmente en 1937, fue grabada por Cole en 1953 y se convirtió en un éxito, sobre todos para aquellos para quienes la Navidad representa cualquier cosa menos felicidad.

La canción cuenta la trágica historia de un niño que no le había pedido mucho a Papá Noel, pero que pese a su modestia no recibe nada.

«It broke his little heart / When he found Santa hadn’t come / In the street he envies all those lucky boys / Then wanders home to last year’s broken toys / I’m so sorry for that laddie / He hasn’t got a daddy», que se traduce como «Le romperá su pequeño corazón/ cuando se enteró que Santa no vino/ En la calle él envidia a todos esos niños/ y camina a casa a jugar con sus juguetes rotos del año anterior/ Lo siento tanto por este muchacho/ que no tiene padre».

La historia no termina bien: Papá Noel nunca llega a la casa de este niño. Lo que nos recuerda a aquellos que no tienen tanta fortuna durante las fiestas.

5- «Navidad en libertad», de Carlos Mejía Godoy

Este tema del cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy es parte de su disco «Cantos a flor de pueblo», de 1973, lo que significa que empezó a darse a conocer muchos años antes del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, en plena insurrección contra Somoza.

«Es, por lo tanto, no sólo una canción conmovedora, sino tremendamente valiente», explica el periodista de BBC Mundo Arturo Wallace.

El tema hace una pequeña introducción que ya se sale del modelo tradicional de las canciones navideñas: no hay felicidad completa ni todo son lucecitas y banquetes.

«Cuando desempaques tus regalos/ niño de lujosa vecindad/ piensa en tantos niños que no saben/ lo que es la Navidad. / Piensa en el chavalo limpiabotas / que su Nochebuena pasará / en una banqueta dura y fría / del atrio de catedral».

«Aunque, en lo personal, yo la recuerdo sonando en un viejo tocadiscos de vinilo, ya después del triunfo de la Revolución, como un recordatorio de los retos que todavía quedaban por delante. Y no deja de doler que, décadas más tarde, mucha de la letra siga manteniéndose vigente, en Nicaragua y muchas otras partes del mundo», agrega Wallace.

6- «¡Maldita Navidad!», de Gabriel Romero

En América Latina la Navidad es para muchos la principal celebración familiar. Y en Colombia, las cosas dan un paso más allá: calles iluminadas por miles de bombillos, fiestas que duran todo el mes de diciembre y que mezclan la tradición religiosa con el culto pagano de los banquetes.

Y ruido, mucho ruido.

Pero que la Navidad sea una celebración que desborde los sentidos no significa que todos lo están celebrando. Aún más, un grupo reducido de compositores ha organizado una especie de «Résistance» a la parranda de diciembre.

Uno de esos títulos que lucha contra la «felicidad» exagerada de la temporada se llama «¡Maldita Navidad!», del colombiano Gabriel Romero.

Esta canción se convirtió en el himno de las personas que maldicen la época más alegre del año: «Ay maldita Navidad/ Ya vienes con tu bullicio/ Veo que todos se divierten/ Para mí es un sacrificio».

Y el ritmo termina con un grito, desesperado, para que se acabe de una buena vez esta porción del año.

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