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Playboy se creó en una época en la que los hombres se casaban jóvenes y estaban agobiados por el hecho de tener una casa, una posición social y un trabajo a tan temprana edad. Hugh Heffner era igual. Su éxito radicó en que él vivía la vida que les estaba prohibida a muchos de ellos: muchas mujeres, sexo a toda hora y una mansión siempre de fiesta.
De esta manera, se hizo un espacio en la cultura pop. Ropa, lociones, artículos de grandes plumas , entrevistas a grandes personajes (como Fidel Castro y John Lennon), al lado de mujeres consideradas ideales deseables. Heffner aprovechó y creó un emporio con eso, a pesar de que en los 70 80 Penthouse y Hustler le quitaban su mercado a dentelladas.
Para 2000, tuvo un gran resurgir con el reality que protagonizó al lado de Bridget Marquardt, Kendra Wilkinson y Holly Madison. La dicha duró finalizando la década: sus tres conejitas se fueron y publicaron memorias de los horrores que vivían con él (a pesar de disfrutar de su estilo de vida).
Luego, en 2013, las cifras se vieron afectadas: el estilo glamurizado de mujeres desnudas no convencía a muchos. De hecho, de siete millones de copias por mes pasó a 800 mil revistas. Lo digital se llevó todo: anunciaron no imprimir más desnudos totales y también el lanzamiento de una versión PG- 13. La página tuvo un aumento en visitantes únicos.
Pero, la desnudez como se conoció en sus épocas de oro, pasó. Playboy decidió volverse millennial y más «natural» editorialmente.
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De hecho, un artículo se preguntaba por qué los millennials ya no tenían interés en lo que a los lectores les hacía gozar.
¿Cómo cambiará Playboy luego de la muerte de su creador? Quizás evolucionará con los tiempos. Tuvo que hacerlo, a pesar de que Heffner vendió un estilo de vidai nmutable.