El mexicano Adal Ramones se presenta este sábado, 3 de junio del 2017, en Quito con su show ‘Las cosas como son’. La cita será en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana a partir de las 20h00.
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Las entradas pueden ser adquiridas en Musicalísimo del CCI, El Bosque, El Recreo; Almacenes Rickie ubicado en la 12 de Octubre y Cordero)y en www.ticketshow.com.ec. Los precios de las localidades son: preferencia, 45 dólares; VIP, 70 y Golden Box a 110 dólares.
Ramones, que se ha destacado como actor, productor, comediante, escritor y director de escena en entrevista con METRO comentó sobre sus inicios en la comedia y su proyección con el auge de las nuevas tecnologías.
¿Desde cuándo nace su pasión por la comedia?
Desde niño me encantó saber que podría hacer reír a mi mamá y hermanos, tenía a lo mucho 7 años y ya sabía que hacer reír era una bendición. Jamás cambiaría ese milagro que fue escuchar las carcajadas de mi madre. Era música del cielo, mi mamá fue mi mayor fan. Aún ahora a casi dos años de su partida, extraño esa carcajada que me hacía sentir que Dios me había dado la mejor de las mamás. Extraño a mi «jefa».
La televisión y las giras por el mundo ¿Qué cambió en Adal la fama?
La vida la veo igual que como cuando aún no había alcanzado este sueño, siempre tuve en mi mente qué era lo que deseaba hacer, a qué me quería dedicar. ¡Nunca lo dudé! Aún así estudié la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad.
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Mi padre jamás me «obligó» a darle un título profesional, pero yo sabía que debería tener mejor preparación y no dudé en estudiar y combinar mis actividades de teatro e improvisación, oratoria y canto en la escuela.
Veo todo igual, solo que la vida te pone en el escrutinio de todos. La gente que tiene la fortuna de ser anónima comete los mismos pecados y errores que uno, pero la lupa aumenta todo en quienes estamos expuestos en los medios. Amo lo que hago y los logros que he obtenido por mi esfuerzo y dedicación, pero hay veces que recuerdo con nostalgia el escudo protector del anonimato. Es cansado vivir en aviones y hoteles, pero fuera de eso amo hacer reír y poner a pensar a la gente en mis shows, no lo cambio por nada.
¿Qué recuerdos tiene del público ecuatoriano?
Me encanta que son cálidos y de buen talante, amigos de verdad, respetuosos y solidarios. He podido conservar amigos ecuatorianos, talentosos y llenos de cariño.
Otro Rollo ¿Pensó en llegar tan lejos con su programa de televisión?
Al principio solo era un sueño que se hizo realidad, me encantaba la idea de poder hacer el show de TV que a mí me hubiera gustado sintonizar. Pero creí que duraría dos años a lo mucho y la sorpresa es que yo decidí terminarlo al paso de 12 años exitosos al aire. Hay quienes me dicen que no debí de haber parado Otro Rollo, pero de no haberlo hecho así, hoy no estaría en el inconsciente colectivo como lo que es, un show de TV que fue fresco, creativo y punta de lanza para la comedia de hoy.
Debo confesarte que no lo he extrañado un solo día desde que decidí terminarlo. Otro Rollo fue catapulta de la mayoría de los que estuvimos ahí, sus carreras son unas antes y después del programa. Y es el show que no creo que vuelva a existir en la TV de México para América Latina, ese México ya no existe y ya se fue. Pero Otro Rollo me ha llevado más lejos de lo que imaginé.
¿Ha pensado en difundir su humor por internet? ¿Cómo lo haría?
No sé aún, hay todavía TV abierta y debo seguir explorando ese terreno algún día próximo. Habrá que estudiar eso muy a fondo. Los YouTubers, en su mayoría en América Latina, se inspiraron en Otro Rollo y los Monólogos, y mis shows son mi motor y desgaste físico por lo que implica viajar y viajar, así que entregar tanta energía a cápsulas en internet, es de pensarse detenidamente.
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