La relación del ser humano con la realidad y sus objetos, abordada de la manera más íntima a la más tecnológica, es el hilo conductor de la temporada artística «Saison en toute chose», que abre sus puertas en el Palacio de Tokio de París.
PUBLICIDAD
Hasta el próximo 8 de mayo, un sinfín de actuaciones en directo completarán las ocho megainstalaciones reunidas en este centro de arte especializado en las vanguardias contemporáneas.
Los momentos más llamativos serán sin duda los firmados por el ermitaño ‘performer’ francés Abraham Poincheval (1972), que el 22 de febrero se encerrará en el perfil de un cuerpo sentado tallado en el centro de una roca, de momento abierta en dos mitades, para pasar allí una semana y «experimentar la temporalidad del reino mineral».
Cuando las dos partes rocosas se cierren sobre él, este amante de experiencias extremas, perfecto discípulo de Marina Abramovic, de quien un día fue asistente, se quedará a solas con un poco de agua y alimentos, un pequeño conducto para respirar, otro para evacuar sus deyecciones y un teléfono móvil en caso de necesidad vital.
Una cámara filmará su inmóvil periplo en el exiguo espacio que se adjudicó una vez más y durante el que prevé también leer y escribir.
La obra de este artista que prepara al milímetro sus aventuras no terminará el 1 de marzo cuando salga de la roca, pues 28 días después volverá al Palacio de Tokio para «experimentar el reino animal» y pasar esta vez entre 21 y 26 días incubando huevos.
El artista promete hacerse cargo luego de su descendencia como una buena gallina haría con sus polluelos, según adelantó durante la inauguración a la prensa el presidente del lugar, Jean de Loisy.
PUBLICIDAD
Para ilustrar su trabajo, el museo presenta ya los escasos elementos materiales necesarios para crear «Pierre» (Piedra) y «Oeuf» (Huevo), y algunos procedentes de anteriores hazañas como «Gyrovague», cilíndrico habitáculo de metal y a la vez vehículo con el que realizó un «Viaje invisible» por los Alpes entre 2011 y 2012.