La papa, un cultivo importante para América Latina y en especial para los países de Suramérica, de donde es originaria, tiene en el mejoramiento genético una opción para producir variedades resistentes a las plagas y al cambio climático, dijo a Efe el experto y funcionario panameño Arnulfo Gutiérrez.
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En la región todavía no han salido al mercado productos o variedades de papa modificada, según el especialista, quien presidió el comité organizador del XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericano de la Papa (ALAP) que se celebró esta semana en Ciudad de Panamá.
Gutiérrez indicó que la papa alterada o modificada genéticamente es un «avance muy importante» desde el punto de vista científico, pero subrayó que solo se podrá aprovechar «siempre y cuando la sociedad acepte estos productos, esta tecnología».
«Es básico que si la sociedad no lo acepta definitivamente habría que buscar otra forma», expresó.
El investigador del Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (Idiap) reconoció que el tema del cultivo transgénico de la papa es «muy polémico» por los efectos que puede acarrear al medioambiente, la salud humana y la biodiversidad, aunque recordó que sus estudios «tienen más de 10 años de estarse desarrollando».
Las investigaciones sobre este asunto, que fue analizado en el XXVII Congreso de la ALAP, las viene realizando desde hace tiempo «en condiciones muy controladas» el Centro Internacional de la Papa que tiene sedes en Lima, Ecuador, África y China, añadió Gutiérrez.
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A diferencia de en América Latina, hay países en los que «sí existe la papa con la propiedad transgénica de tolerancia y resistencia con el componente Bacillus thuringiensis (o Bt)», que es una bacteria insecticida que supuestamente la hace resistente a las plagas agrícolas.
Destacó que hallar solución a las plagas agrícolas por la vía del mejoramiento genético convencional no es fácil, por lo que el asunto se enfoca hacia la introducción de genes que no sean propios de la especie para lograr el éxito en la producción.
El experto considera que esta es una forma de controlar las plagas sin tener que aplicar agroquímicos que no son lo mejor para el medioambiente, y con mucho menos costo en lo económico.
La introducción de variedades genéticamente modificadas, opinó, puede tener futuro ya que en algunas áreas puede desaparecer la producción de papa «si no hay un control efectivo», por ejemplo, de la bacteria Ralstonia solanacearum o dormidera, que afecta a los cultivos en Panamá y «que no se puede controlar con químicos ni con otro tipo de medidas».
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