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Más allá de los ritmos y vibraciones, es importante prestar atención a nuestros propios gustos. Investigaciones y estudios de diversas universidades de Estados Unidos reconocen los beneficios de “la música agradable” para tratar casos de dolor crónico, problemas cardiovasculares, estrés y algunos padecimientos mentales.
El común denominador en todos los resultados es el factor “placer”. La dopamina y otros químicos que se liberan en el cerebro mientras escuchamos música ayudan al cerebro y al cuerpo humano a equilibrar sus reacciones y a relajarse, lo que en efecto cadena provoca una sensación de bienestar general, según la asociación para la Educación Mental, Ingenium ABP.
Asimismo, la regulación de la frecuencia cardiaca y la relajación que provoca la música agradable, complementan los efectos positivos en el plano cerebral. Si la música no nos agrada, el efecto será contrario.
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