El grooming de menores en Internet es un fenómeno que podríamos traducir como engatusamiento y que se utiliza para describir las prácticas online de ciertos adultos para ganarse la confianza de un (o una) menor fingiendo empatía, cariño, etc. con fines de satisfacción sexual (como mínimo, y casi siempre, obtener imágenes del/a menor desnudo/a o realizando actos sexuales).
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Por tanto está muy relacionado con la pederastia y la pornografía infantil en Internet. De hecho el grooming es en muchas ocasiones la antesala de un abuso sexual.
Internet ofrece un hábitat fértil para el desarrollo de este delito. Los «groomers», los adultos que ejecutan estas prácticas de ciber-acoso, usufructúan las redes sociales para entrar en contacto con sus potenciales víctimas. Mediante perfiles apócrifos o falsificados ganan la confianza de niños o niñas que experimentan sus primeros contactos con las plataformas digitales de información y vínculo social. Por Facebook, por Twitter, por Instagram, por páginas de chats, empiezan a tejer una relación ficticia que paulatinamente va adquiriendo mayor intensidad.
Los “groomers” suelen tener varios perfiles en diversas redes sociales (Shutterstock). El propósito final es extrapolar esa relación virtual a un encuentro real para concretar un acto de acoso moral, una violación, un asesinato.