Nicola Thorp fue despedida por acudir a su puesto de trabajo con zapatos planos. Ahora ha iniciado una campaña para que la ley británica que permite ese tipo de situaciones sea declarada ilegal.
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Todo empezó en diciembre, cuando llegó a las oficinas de la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) para un trabajo temporal de recepcionista . Cuando los responsables vieron que llevaba zapatos planos, inmediatamente le dijeron que era necesario que llevara zapatos de tacón y le instaron a que se comprara un par en ese mismo momento.
Por supuesto, Nicola se negó y los responsables la invitaron a irse a casa, no sin antes reírse cuando ella preguntó si eso mismo se esperaba de un hombre. La agencia con la que trabajaba PwC, Portico, también le había recomendado que llevara maquillaje.
La afectada se fue a casa y, tan pronto como llegó, llamó a una asesoría laboral donde preguntó si era legal que las empresas forzaran a sus empleados a llevar un código de vestimenta determinado. Y le comunicaron que, lamentablemente, así era.
Pasaron los meses, Nicola continuó con su vida cotidiana hasta que el 9 de mayo decidió actuar. Esta mujer hizo de su lucha algo público y creó una petición al Parlamento británico en la que solicita ilegalizar la posibilidad de una empresa pueda exigir a sus empleadas que acudan a su puesto de trabajo con tacones, ya que a su juicio esa medida es sexista y discriminatoria de la mujer.
Nicola lanzó la petición en la página habilitada por el parlamento británico para las peticiones ciudadanas y necesita 100.000 firmas para que la ley se debata en la cámara. De momento, solo tres días después de que se pusiera en marcha, la petición lleva más de 90.000 firmas.