Empresarial

Un futuro libre de humo es el objetivo de Philip Morris International

Desde hace más de una década, Philip Morris International tomó la decisión histórica: dejar de vender cigarrillos en un plazo de 10 a 15 años.

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«Estamos construyendo el futuro de la Compañía basado en una nueva categoría de productos libres de humo que, aunque no están exentos de riesgo, son una mejor alternativa para los fumadores adultos que quieren seguir consumiendo nicotina y están buscando mejores opciones en comparación con fumar cigarrillos», cita la empresa.

Hoy, da a conocer las 10 razones que muestran transformación:

  1. Si no fumas, no empieces; si fumas, déjalo; si no lo dejas, cámbiate.
  1. La mejor decisión que puede tomar un fumador es dejar el tabaco y la nicotina por completo; sin embargo, muchos no lo hacen. Gracias a la ciencia y la tecnología, se han desarrollado alternativas sin combustión y en consecuencia sin humo que son una mejor opción que el cigarrillo.
  1. La nicotina no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con fumar cigarrillo. La nicotina, aunque adictiva y no exenta de riesgo, no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Son las otras sustancias presentes en el humo, generado por la combustión del cigarrillo, las que son responsables.
  1. Al eliminar la combustión se reducen en promedio un 95% los niveles de las sustancias dañinas en comparación con el cigarrillo[1]. La evidencia científica independiente, estudios de la industria e investigaciones de entes regulatorios internacionales demuestra que la combustión del tabaco y el humo que libera producen la gran mayoría de las sustancias nocivas en los cigarrillos. La eliminación del proceso de combustión produce que los niveles de sustancias químicas dañinas puedan reducirse significativamente en comparación con el cigarrillo.
  1. En PMI también queremos que los cigarrillos sean un asunto del pasado. Queremos que en (Colombia/Perú/Ecuador) haya una reducción sostenida y significativa del consumo de cigarrillos y por eso, aplaudimos las acciones de las autoridades direccionadas a promover la cesación y prevenir la iniciación. Sin embargo, se requiere un tercer enfoque, el de la reducción de daño, para los más de 1.000 millones de fumadores adultos que continuaran con el hábito en un futuro próximo.
  1. Los productos de tabaco o nicotina NO deben ser dirigidos ni consumidos por menores de edad o no fumadores. Contamos con estrictos controles internos que aseguran que todas nuestras prácticas de mercadeo, comercialización, relaciones públicas, eventos y comunicación estén dirigidas a fumadores mayores de edad exclusivamente.
  1. Las alternativas al cigarrillo deben ser analizadas rigurosamente por la ciencia. Hemos invertido más de $8.100 millones de dólares en investigación, ciencia y tecnología, y continuaremos haciéndolo. Más allá de nuestro análisis, más de 30 laboratorios independientes y organizaciones gubernamentales han confirmado elementos importantes de nuestra investigación. La información que resulte de estos esfuerzos debe ayudar a guiar las decisiones de las autoridades. Esos estudios deben analizarse objetivamente con base en la ciencia que los respalda.
  1. Se debe tener en cuenta el enfoque de reducción del riesgo y daño. Este enfoque tiene como objetivo reducir los impactos negativos del consumo de tabaco, promoviendo alternativas de menor riesgo, estrategias de autocuidado y otros productos para las personas que de otra manera continuarían con el hábito de fumar cigarrillo.
  1. Reconocemos que los productos libres de humo no están libres de riesgo, contienen nicotina, pero son significativamente menos riesgosos para los fumadores adultos que continuar fumando cigarrillos: son productos nuevos y, por ende, requieren una nueva regulación.
  1. Somos partidarios de una regulación exclusiva para la categoría de productos de riesgo reducido. Esta debería prohibir la venta a menores, garantizar el acceso de fumadores adultos a información factual y objetiva sobre el perfil de riesgo de los productos, incluir advertencias de salud diferenciadas, definir el uso en espacios cerrados y exigir la evidencia científica de cualquier información pública referente a la reducción de riesgo o daño del producto.

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