La tenista María Sharápova, anunció su retirada de las pistas este miércoles 26 de febrero. Ella vivió un auténtico sueño americano. Nació en Siberia, adonde su familia huyó de la catástrofe nuclear de Chernóbil, emigró con seis años a Estados Unidos y a los 18 años se convirtió en la número uno del mundo.
PUBLICIDAD
«Cuando tenía seis años, crucé el globo para llegar a Florida con mi padre. El mundo me parecía gigante entonces», escribió hoy al anunciar su retirada en un artículo en las revistas de moda «Vogue» y «Vanity Fair».
Fiel a su estilo, Sharápova, de 32 años, anunció en sendas revistas de moda su «adiós» al tenis. Este deporte que le permitió convertirse en un icono del deporte a nivel mundial, tanto por sus talentos en las pistas como por sus condiciones físicas.
Ahora, todo es brillo en la vida de Masha (diminutivo de María), pero sus inicios no fueron fáciles. Como ella relata en su artículo, vio por vez primera un partido de tenis a los cuatro años.
«Era tan pequeña que mis piernecitas colgaban del banco en el que estaba sentada. Tan pequeña que la raqueta que empuñé era dos veces más grande que yo», señala.
El famoso Nick Bolletieri, descubridor de talentos como Agassi o Courier, no tardó en apreciar el talento natural de María, mientras su padre pagaba el alquiler y las cuentas trabajando en la construcción.
Con 9 años, Sharápova ya había conseguido sus primeros contratos publicitarios con Prince, marca de raquetas de tenis, y Nike, y a los 15 ya fue finalista júnior de los abiertos de Australia y Wimbledon.
PUBLICIDAD
Saltó a la fama mundial en 2004 al derrotar a la todopoderosa Serena Williams en la final de Wimbledon. El público se quedó prendado de esa chica rubia de 1,88 metros.
«Wimbledon parecía un buen lugar para empezar. Era inocente a los 17 años, aún coleccionaba sellos», reconoce en su artículo.
Número uno del mundo
Se convirtió en 2005 en la número uno del mundo, aunque su segunda victoria en un Grand Slam tuvo que esperar hasta 2006 en el Abierto de Estados Unidos.
Aunque sólo ganó una vez en Australia (2008), tuvo en bonito idilio en ese torneo, cuya final alcanzó en otras tres ocasiones.
Una montaña rusa
Su momento más bajo lo vivió en 2016 cuando la tenista rusa fue suspendida por dos años por la Federación Internacional de Tenis por consumo de Meldonium. Este fármaco se utiliza para combatir los problemas cardiovasculares.
Sharápova pidió perdón y una segunda oportunidad, no en vano su inventor y el presidente ruso, Vladímir Putin, no consideran el Meldonium una sustancia dopante.
Aunque más de un tenista le dio la espalda, el Tribunal de Arbitraje Deportivo le rebajó la sanción a quince meses.
Durante la sanción demostró que tenía un brillante futuro fuera de las pistas. Escribió una biografía, cursó estudios en Harward y participó en películas y programas de televisión.
Paradójicamente, regresó a las pistas el 26 de abril de 2017, coincidiendo con el aniversario la tragedia de Chernóbil, pero ya nunca volvió a ser la misma.
Decidió recoger sus bártulos y abandonar las pistas en el último Abierto de EEUU, donde fue infiltrada una vez más en su hombro, tras lo que entendió que el mero hecho de pisar la pista ya era una victoria.
Estadísticas
En total, disputó más de 800 partidos a lo largo de su carrera con 36 títulos y su último partido lo jugó en enero de este año en el Abierto de Australia, donde cayó en primera ronda ante la Donna Vekic (6-3 y 6-4).