Tenía 11 años cuando el 12 de Octubre lo enroló en sus filas, a él, que tuvo la osadía de mentir a sus entrenadores al decirles que era portero cuando, hasta entonces, en todos los partidos que jugaba en el colegio era delantero.
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Su mentira piadosa surgió al ver que casi todos los chicos que se presentaron con él para someterse a la prueba en el club paraguayo se presentaban como atacantes.
Y gracias a esa mentira, a pesar de nunca haber jugado entre los tres palos y de no tener un par de guantes, terminó siendo aceptado como el segundo portero reserva de su categoría.
El destino también pudo haber convertido a Daniel Librado Azcona en ciclista pues, como su familia era pobre, muchas veces no tenía dinero para pagar el autobús que lo llevaba al entrenamiento, así que casi siempre tenía que pedalear hasta 30 kilómetros para llegar.
Veintiún años han pasado y ‘Dani’, como prefiere ser llamado pues poco le gusta Librado, su segundo nombre, evita el mote de héroe, o de figura del Independiente del Valle, el joven equipo ecuatoriano que el miércoles dirimirá con el Atlético Nacional colombiano el título de la edición 57 de la Copa Libertadores.
La posibilidad de que el sueño se convierta en realidad comenzó como una broma que animaba a ‘Dani’ Azcona y sus compañeros a medida que iban eliminando a los equipos que encontraban en cada fase de la Copa Libertadores.
«Solíamos decir en broma: ‘¡imagínate si llegamos a la final y salimos campeones!», recordó recientemente el paraguayo de Caacupé, que el 18 de marzo cumplió 32 años.
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Resulta irónico para el Independiente del Valle que la conquista de un título internacional esté más cerca que ganar un torneo en Ecuador, una asignatura que sigue pendiente para los de Sangolquí.
Azcona debutó como profesional en 2005 en el club 12 de Octubre.
En 2009 fue fichado por el ecuatoriano Liga de Loja y un año después recaló en el Independiente del Valle, que entonces comenzaba su andadura en la Primera División.
Se nacionalizó ecuatoriano en 2014 y el año pasado estuvo en la plantilla de Ecuador que disputó la Copa América jugada en Chile.
La experiencia, la energía y el carácter que transmite en el campo, además de su radar para neutralizar los balones que llegan a su portería le han valido para ganarse la distinción de capitán.
Haber dejado en el camino a clubes más conocidos como el Guaraní, el Colo Colo, el Pumas y los argentinos River Plate y Boca Juniors son logros que él evita considerar en un plano individual, y sí evaluar como una labor de equipo.
No obstante, es imposible ignorar el valor futbolístico que fue haber eliminado con soberbias presentaciones suyas en octavos de final al campeón de la Libertadores del año pasado, el River, y en semifinales al Boca Juniors con victoria de 2-3 en pleno estadio de La Bombonera.
«Es histórico haber eliminado a River y Boca. No cualquiera tiene la posibilidad de dejar afuera a dos de los equipos más grandes de Sudamérica», dijo recientemente el portero que dice no estudiar a sus rivales porque confía más en su intuición.
La misma que le ha llevado a jugar una Copa Libertadores entre bromas que pueden resultar siendo logros serios, como ganar el título de la Libertadores.