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Rubén Carrillo y Darlyn Leyton son dos chicos de la sub 14 y 16 del Independiente del Valle, respectivamente.
Estos días solo sueñan con el triunfo de sus ídolos en la Copa Libertadores de América. “Vengo de Quinindé, llevo tres semanas aquí, pero ya me siento hincha de Independiente del Valle porque me abrieron las puertas para jugar fútbol y estudiar. Siento que confían en mi”, dice Rubén.
El muchacho juega como backcentro y algún día quiere llegar a ser como Arturo Mina. “Solo quiero que mis papás y Quinindé esten contentos conmigo”.
De su lado, Darlyn Leyton va tres años en la casa del Independiente.
Cuando lo abordamos se encuentra pateando penales junto a un compañero y dicen que vale la pena quedarse unos minutos extras porque así mejoran el rendimiento físico.
Dejó a su familia en Babahoyo y se da tiempo para el estudio y el deporte. “Recién a las cuatro de la tarde voy al colegio aquí mismo en el complejo hasta de noche y entrenamos desde las nueve de la mañana. Yo sé que es cansado, pero por el fútbol no me importa pasar momentos duros”.
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Este chico de 15 años señala que los jugadores que ahora están concentrados en Buenos Aires deben agradecer al cielo y dejarlo todo en la Bombonera. “Tengo fe en los delanteros, creo que Sornoza, Cabezas o Angulo nos van a regalar esos goles soñados”.
Al final encontramos a otro muchacho que venía bromeando con un amigo y los zapatos en sus manos.
Se trata de Johanner Chávez, un soñador más que sale de una práctica complicada. “Hoy nos tocó correr más que otros días. Todos estamos inspirados por lo que están haciendo los grandes que de ley se traerán la clasificación desde Argentina”, señala.