Después de colisiones, desperfectos mecánicos y ocho carreras sin ganar, la felicidad de Lewis Hamilton era palpable al alzarse el domingo con la victoria en un Gran Premio de Mónaco disputado bajo la lluvia.
PUBLICIDAD
El triunfo reflotó las aspiraciones del británico de poder revalidar el título de campeón de la Fórmula Uno.
Hamilton, el vigente campeón de la Fórmula Uno, largo tercero, pero no demoró mucho en desplazar a Nico Rosberg, su compañero en el equipo Mercedes. También supo neutralizar el asedio de Daniel Ricciardo, cerrándole el paso con una valiente maniobra al promediar la carrera.
Daniel Ricciardo (Red Bull) quedó segundo tras haber arrancado en la pole. El mexicano Sergio Pérez (Force India) completó el podio.
«Tuve que esperar bastante por esta victoria, no solo en la temporada, sino aquí en Mónaco», dijo Hamilton, cuya única previa victoria en el principado se dio en 2008 con McLaren. «Avisté que iba a tener una oportunidad apenas empezó a llover. Y tuve la suerte de ser más rápido con la lluvia».
Con el alemán Rosberg – líder del campeonato de pilotos – rezagado en el séptimo lugar, Hamilton escaló al segundo sitio de la clasificación, recortando a 24 puntos el margen que le separa de Rosberg. Ricciardo figura tercero.
Debido a la pobre visibilidad y una pista mojada, las primeras vueltas se convirtieron en una procesión detrás del coche de seguridad.
PUBLICIDAD
Pero una vez que se dio la luz verde para la carrera como tal, el espectáculo incluyó múltiples colisiones y un costoso error de los mecánicos de Red Bull, que no estaban preparados para el cambio de neumáticos a Ricciardo.
«Todo el mundo corriendo como pollos sin cabeza», manifestó Ricciardo. «Es demasiado decepcionante».
A contra cara, Hamilton era el rostro de la felicidad, brincando sobre su monoplaza y abrazándose con los integrantes de sus equipo. También recibió las felicitaciones de Justin Bieber.
Fue la 44ta victoria de Hamilton, precisamente el número de su Mercedes, y se desquitó de su amargo tercero lugar en Mónaco el año pasado, cuando se quedó detrás del coche de seguridad tras recibir la orden del equipo de ingresar a boxes cerca del final.
La euforia de Hamilton contrastó con el pesimismo que irradiaba la noche del sábado, luego de clasificarse tercero. No tenía ninguna esperanza de triunfo en un circuito callejero en el que es complicadísimo lograr rebasamientos.
«Me fui a tomar una cerveza con algunos amigos», dijo Hamilton, explicando cómo se quitó el desánimo. «En el pasado, hubiera estado enojado durante toda la noche».
Hace dos semanas, Hamilton y Rosberg protagonizaron un choque que les dejó fuera en la primera vuelta del Gran Premio de España.
Esta vez, Rosberg cedió el paso a Hamilton para que le diera alcance a Ricciardi.
Hamilton le dio las gracias a sus mecánicos: «Han estado tensos durante toda la temporada. Hoy debe ser un gran alivio para todos».
La última victoria de Hamilton fue en el GP de Estados Unidos el año pasado, una que le valió para asegurar el título.
Mientras Hamilton recibía el trofeo de manos del príncipe Alberto, Ricciardo miraba con cara de pocos amigos, pero le estrechó la mano al británico.
«Van dos carreras consecutivas en las que me han perjudicado», dijo Ricciardo, cuyo equipo también cometió un error al quedar cuarto en España hace dos semanas.
Pérez se expresó extasiado con el séptimo de su carrera: «Considerando estas condiciones en la pista, ha sido uno de las mejores carreras que he hecho».
Sebastian Vettel, al volante de un Ferrari, entró cuarto, seguido por el McLaren del español Fernando Alonso y el alemán Nico Hulkenberg, compañero de Pérez.
Kimi Raikkonen (Ferrari) y Max Verstappen (Red Bull) sobresalieron dentro de un grupo de siete pilotos que no pudo completar la distancia.