El poder ofensivo del Bayern Munich, el Allianz Arena y el partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones proponen este martes otra gesta al Atlético de Madrid, con la ventaja de un gol, con indudables cualidades para lograrla y con 90 minutos decisivos en el asalto a su tercera final del torneo.
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Es el enésimo desafío para el grupo entrenado por el argentino Diego Simeone, ganador en la ida por 1-0, con un golazo de Saúl Ñíguez, y que ya ha demostrado una y otra vez su capacidad para superar cualquier reto, por muy grande que sea, como lo han sido muchos antes. También lo será este martes en su visita a Múnich.
Porque el Atlético se supera a sí mismo cada día desde la llegada del técnico. Desde entonces, no sólo ha conquistado cinco títulos y ha sido una vez subcampeón de la Copa de Europa, sino que se ha consolidado con un estilo casi invariable, de enorme potencia, entre los mejores del continente, a la altura de cualquier adversario.
Lo demostró con la Liga ganada en 2013-14 a Barcelona y Real Madrid, con la Copa del Rey vencida al conjunto blanco en 2013 y con las eliminaciones del Chelsea en las semifinales de la Champions en 2014, con un 1-3 en Stamford Bridge tras el 0-0 de la ida, o del conjunto azulgrana en cuartos tanto hace dos años como este curso.
Y también ahora, metido de lleno en la pelea por el campeonato y por el acceso a la final de la Liga de Campeones, la segunda en tres temporadas, después de doblegar al Bayern Múnich en el Vicente Calderón con un inicio apabullante y un conmovedor ejercicio defensivo después para llegar en ventaja al exigente Allianz Arena.
Ahora tiene ante sí otro reto histórico, la posibilidad de completar la revancha contra el conjunto alemán de la final de la Copa de Europa de 1974, desde su estilo de intensidad, firmeza, contragolpe y presión; unas señas de identidad por las que pasará su planteamiento frente a su rival, sus variantes y sus estrellas.
Porque enfrente está el Bayern, del que prevén una presión arriba y una posesión agobiante desde el primer minuto, a semejanza del segundo tiempo del pasado miércoles en el Vicente Calderón, pero con la ventaja de que gana la eliminatoria por un gol y un tanto más en el Allianz Arena multiplicará sus opciones de avanzar a la final.
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El Atlético, ganador de sus últimos siete encuentros oficiales, los seis más recientes sin recibir ningún gol, y con sólo cinco derrotas en sus 45 últimos partidos de competición, está preparado para tal duelo, con tanta solvencia, rigor táctico, contundencia y capacidad de sufrimiento cuando le toca guardar una renta como determinación cuando debe aprovechar su momento en la fase ofensiva.
Simeone ha desplazado a toda su plantilla a Múnich, incluido el portugués Tiago Mendes, la única baja del equipo para el choque, en el que recupera a su líder defensivo, el uruguayo Diego Godín, y a uno de sus futbolistas diferentes por desborde, velocidad y regate, el belga Yannick Carrasco. Los dos ya tienen el alta médica.
Después de las rotaciones masivas del sábado frente al Rayo, su cuarto triunfo consecutivo por 1-0, el técnico retomará su once tipo para la cita del martes, con la vuelta de Godín al centro de la zaga, junto al montenegrino Stefan Savic o a su compatriota José María Giménez, y con el resto de jugadores que vencieron en la ida.
Desde la portería, con el esloveno Jan Oblak, hasta la delantera, con el francés Antoine Griezmann y Fernando Torres, pasando por los laterales Juanfran Torres y Filipe Luis y por su medio campo con Saúl Ñíguez, Gabi Fernández, Koke Resurrección y seguramente Augusto Fernández, aunque ahí también está la opción de Yannick Carrasco.
Enfrente, el Bayern llega al partido al borde de sentenciar el título de la Bundesliga -en principio un punto más será suficiente debido a la ventaja en la diferencia de goles- pero con dudas con respecto al juego mostrado en las últimas semanas y con el peso de tener que remontar la semifinal.
El 1-0 de la ida le obliga a buscar en la vuelta un partido cerca de la perfección, tanto en lo ofensivo como en lo defensivo pues, de encajar un gol en contra, estaría ante el reto de marcar tres tantos ante la mejor defensa de la Liga de Campeones.
Pep Guardiola es consciente de ello como lo muestra el hecho de que, inmediatamente después de la derrota en el Vicente Calderón, dijo que una de las claves de la vuelta sería la solidez defensiva y la paciencia, recordando que sólo hace falta un gol para forzar la prórroga.
El técnico ya dispone del central Jerome Boateng, que ha regresado al equipo -jugó 68 minutos en el empate del sábado ante el Borussia Mönchengladbach- y hay quienes lo ven de titular mañana. Sin embargo, Guardiola parece dudar, pues el sábado el defensa dejó claro que no tiene la forma necesaria para jugar noventa minutos.
Arjen Robben volverá a ser baja -arrastra problemas de abductores-, mientras que Franck Ribery es duda por problemas de espalda.
Con respecto a la alineación del partido de ida -al margen de lo que ocurra con Ribery- el cambio más probable es la inclusión de Thomas Müller en el once inicial. El sacrificado probablemente será el francés Kingsley Coman.
Los problemas de Ribery hacen pensar que, si llega a tiempo para mañana, empezará el partido en el banquillo. Eso le permitiría a Guardiola repetir el esquema con un hombre más en el centro del campo, con lo que ha tratado de explicar la muy criticada ausencia de Müller en el once inicial en la ida.
Fuente: EFE