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Independiente unió a Ecuador y le ganó 2-0 a River Plate

Independiente del Valle ganó 2-0 a River Plate y está a un paso de cuartos de final de la Copa Libertadores

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Un partido diferente. Independiente del Valle se metió en el bolsillo a los ecuatorianos. Los mismos que estaban golpeados luego de un terremoto que sorprendió a Esmeraldas y Manabí donde ecuatorianos perdieron la vida y les robó la sonrisa.

Casas destrozadas, desaparecidos, lágrimas en los ojos de muchos que perdieron todo. Pero, como dicen en el barrio: «Qué lindo es el fútbol». 

Los del Valle, una semana y media después, se pusieron la capa de héroe. Anunciaron que donarían la taquilla de 34 000 personas que se juntaron a verlo ganar 2- a River Plate.

Además, el pueblo que llegó a llenar el Atahualpa no fue con las manos vacías: llenaron 3 toneladas de donaciones. Hasta antes que se iniciara el partido ya había por qué celebrar en las gradas. 

El Himno Nacional del Ecuador se gritó a todo pulmón. Quien ha ido al estadio Atahualpa en los partidos de eliminatoria cuando juega Ecuador de local puede comparar lo que se vivió previo al cotejo de octavos de Copa Libertadores. Eso no es todo, el minuto de silencio fue tan respetado que, literal, se podía escuchar el tránsito vehícular adentro del estadio. 

El partido se inició sin muchas emociones de lado y lado. Desde las gradas todo era fiesta. Se juntaron hinchas de Liga Deportiva Universitaria, Barcelona, Emelec, Deportivo Quito, Aucas, de los que estaban identificados con sus camisetas. 

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Otros, en cambio, prefirieron usar la camiseta de Ecuador. La ola se hizo presente en el coloso del Atahualpa. El gol no venía en la cancha, pero los hinchas disfrutaron, a su manera, de la fiesta del fútbol. «Sí se puede, Sí se puede», empezó a gritar el respetable. Los del Valle parecieron inyectarse de ese ánimo y llegaron con peligro al arco de River Plate. 

Arturo Mina tuvo una clara. Recibió un centro perfecto desde la derecha del arco norte del Atahualpa. El zaguero de Independiente del Valle se elevó, metió la cabeza; pero su disparo se fue arriba. «Uhhhhhh», se escuchó en las gradas. 

Los hinchas del fútbol se tomaron la cabeza. No hubo desmanes en las gradas. Todos, contagiados con los pocos tambores que estaban ubicados en el sector de la preferencia se movían de un lado a otro con las barras del puñado de hinchas del Independiente. 

El primer tiempo se fue. Tan rápido. Los 45 minutos parecieron 10 desde las gradas. Sin embargo, definitivamente fue uno de los momentos más emotivos de la noche. «Yo nací Aquí», la canción de Juan Fernando Velasco, se escuchó en los altavoces del Atahualpa. 

Los celulares se convirtieron en velas. Sus luces, que se movían de un lado a otro en todos los sectores del Atahualpa, acompañaban la canción. Por la cancha una pancarta con un mensaje de apoyo se paseó por el gramado. Cada hincha abrazó a su acompañante. El Atahualpa se conviritió en una especie de inyección de alegría y tristeza. Como dijo uno de los hinchas: «Sí podremos, carajo». 

El segundo tiempo se inició y, ironías de la vida, el primer gol llegó a las 6:58. En realidad no vi el reloj; pero así dicen los pendientes. El estadio fue una fiesta. Como quien tiene atravesada esa furia, esa ira, ese sentimiento de querer dejar afuera todo lo malo, ese gol ha sido el que más fuerte he escuchado. O entre los más fuertes, luego del gol que llevó a Ecuador a la clasificación del Mundial. Curiosamente, ambos goles fueron en el mismo arco. 

José Angulo, a los 63′, ‘rompió’ el arco. Hizo el gol de la alegría. Ese en el que se juntaron barcelonistas, liguistas, auquistas y demás hinchas de los otros equipos. Incluso, un ecuatoriano identificado con la camiseta de River Plate se contagió de eso gol, con sabor a esperanza por la coyuntura. 

«Ey, no deberías gritar ese gol. Estás con la camiseta de River Plate», le gritaron. Sí, todo en buena onda. El hincha de River, pero ecuatoriano de corazón, solo sonrío. El partido se volvió más intenso. River Plate se fue con todo a buscar el empate. Librado Azcona, con una volada espectacular, atajó un lanzamiento de pelota de uno de River. Desde las gradas, en cambio, el «Sí Se Puede» identificada como la barra de Ecuador, se convirtió en el grito de guerra de los del Valle. 

Cada vez faltaba menos. El cuarto árbitro sacó la pancarta. Ya faltaban 4 minutos. Unos hinchas prefirieron salir para evitar los atascamientos en las gradas. Otros, en cambio, ya de pie vivieron con intensidad los últimos minutos. «El partido de regreso va a ser duro. Un solo gol no basta», eran los comentarios que se escuchaban entre los fanáticos del rey de los deportes. 

Pero gozo del destino ecuatoriano y como final de una película de Hollywood, una alegría más estaba preparada. Tellechea del Independiente del Valle entró al área de gol de River Plate. Jonathan Maidana se barrió y se llevó la pierna del jugador de Independiente. El árbitro central no lo dudó. Señaló el punto de penal y, de nuevo, solo quien ha ido a un partido de Ecuador puede comparar lo vivido ayer: ¡propios y extraños se abrazaron!

«Gooooooool» se escuchó antes de que Junior Sornoza patee el penal. El de Portoviejo, motivado por el grito, vio el balón, se acercó y nada pudo hacer Marcelo Barovero para atajar el penal. La algarabía volvió a las gradas. Con ese gol, el partido finalizó. En la cancha hubo intercambio de camisetas y en las gradas intercambio de bunas vibras. Sí se pudo disfrutar del fútbol sin violencia. Sí se pudieron juntar hinchas de varios equipos apoyando a otro equipo que no sea la Selección de Ecuador.  Sí se pudo tener una fiesta familiar en el Atahualpa. 

Ahora, Independiente del Valle nos dio la alegría y tendrá la responsabilidad de demostra que afuera también puede. Que así como los ecuatorianos se supieron levantar con una sonrisa y con empuje luego del terremoto que golpeó a Esmeraldas y Manabí, podrán enfrentar al ‘mounstruo’ del Monumental de River. Que si un sacudón de tierra no golpeó el ánimo ecuatoriano, los ‘Borrachos del Tablón’ la barra brava de River, nada podrá hacer con los guerreros del Valle. 

¡Que así sea! 

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