Reconocida militante de «izquierda evolucionada», Villón integra la lista parlamentaria del Frente Amplio, agrupación que lleva a la presidencia a Verónika Mendoza, sorpresa de las elecciones y una de las favoritas en la contienda.
PUBLICIDAD
«Mi primera propuesta es que se reconozca el trabajo sexual tanto de mujeres como hombres. Seré fiscalizadora de los abusos y maltratos» dijo Villón a la AFP, al salir de su local de votación en San Juan de Lurigancho, el distrito limeño más populoso del Perú, con 1,2 millones de habitantes.
Su colorido vestido ceñido al cuerpo deja al descubierto un tatuaje grabado en su hombro izquierdo que reza «Yo uso condón». Se dedica a la prostitución desde los 16 años, cuando huyó de casa porque su padre la agredía. Ejerció hasta los 30 años y luego se volvió activista y líder sindical. Y hace dos años volvió al trabajo sexual porque, según explica, es lo que ella sabe hacer.
Madre de cuatro hijos, llega a votar en compañía del menor de ellos y de su pareja. «Es una persona valiente. Si tiene cerebro y plantea buenas cosas, está bien», dice una mujer raudamente al verla declarar a la prensa.
Según los conteos iniciales de la elección, el Frente Amplio conseguiría 21 curules en el Congreso, y Villón está entre las 10 candidatas más votadas de su partido en Lima, por lo que el escaño no parece lejano.
Villón lideró en los últimos meses una campaña bajo el lema «Hacer del Congreso un burdel respetable», en un país conservador como Perú, con una amplia mayoría católica y usuarios en las redes sociales que han criticado su postulación.
«¡Horror! ¡Un cuerpo desnudo,una puta! Pero calladitos están ante los curas pedófilos, que pena me dan», escribió recientemente Angela en su cuenta de Twitter.