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No hay otro basquetbolista en la actualidad que llame tanto la atención como Stephen Curry.
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Pases mágicos, fintas que dejan en el césped a los rivales y disparos de tres «casi imposibles», han hecho que el MVP de la temporada pasada deje en segundo plano a LeBron James o el veternao Kobe Bryant.
El fin de semana pasado lo volvió a hacer. Golden State Warriors empataba 108-108 con Oklahoma Thunder faltando escasos para el final del partido. Curry tomo el balón, lo botó, dio tres pasos adelante de media cancha y disparó un tiro a 11.58 metros (38 pies) de distancia que tocó la red y dio el triunfo a su equipo por tres puntos.
El tiro, que le dio la victoria número 53 de la temporada a los «Guerreros», a simple vista luce muy complicado. Pero, ¿qué tan difícil es realizar esta canasta?
Brian Skinner, investigador de las mátemáticas en el deporte, aseguró que hay dos factores que influyen demasiado en este tipo de anotaciones: la direción del tiro y la velocidad de la liberación de la pelota.
«La precisión angular tendría que ser de cerca de 0.6 grados y la pelota tendría que liberarse a una velosidad de 38.3 km/h (23.8 mph) con una ligera variación. Es decir, si el disparo hubiera sido lanzado a menos de 38.14 km/h (23.7 mph) o más de 38.46 km/h (23.9 mph), hubiera fallado», indicó Skinner al portal «Quartz».
Además, el especialista indicó que en la ecuación en la que se incluyen la distancia entre Curry y el aro, la proximidad del defensa más cercano (André Roberson), así como la diferencia de altura de 10 centímetros (cuatro pulgadas) entre Curry y Roberson y otros tiros de ese tipo de las últimas tres temporadas para determinar lo complejo de la canasta.
Skinner concluyó que un tiro como el que logró Curry solo tiene éxito en el 17% de los intentos. Los que aseguran que «Steph» hizo un disparo «casi imposible» tienen razón.