El Palmeiras de Brasil recibió al Peñarol de Uruguay. Hubo un gol a los 99 minutos que desencadenó en una arremetida en contra del juez del partido, Roddy Zambrano. El ecuatoriano aumentó 9 minutos de partido y fue duramente criticado.
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Los jugadores del Peñarol de Uruguay reclamaron e increparon a Roddy Zambrano. La prensa uruguaya criticó a Roddy Zambrano. Fue acusado de ladrón con titulares como: ‘robado el empate’. Zambrano decidió adicionar más tiempo ya que en la expulsión del jugador Dudú de Palmeiras sobre los 93′, se dio una trifulca que hizo perder tiempo adicionado y por tal motivo el juez tomó dicha decisión.
A continuación la nota del diario Ovación, uno de los principales medios deportivos de Uruguay, en donde se critica duramente al juez:
Zambrano le robó el empate
Un escándalo. Un abuso. Un robo. Una pena. Una bronca bárbara. Todo eso es lo que se viene a la mente apenas Roddy Zambrano pitó el final del partido y concretó el triunfo 3-2 de Palmeiras sobre Peñarol.
Y hay que empezar por ahí, por el bochorno que fue el final. El árbitro ecuatoriano había marcado cinco minutos de descuento y cuando iban dos de ellos, expulsó a Leonardo Ramos primero y a Dudú luego. Allí empezaron los empujones, las protestas y todo tipo de cosas, con el banco brasileño haciendo de todo ante la pasividad de la cuaterna.
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Durante los siguientes tres minutos el partido estuvo detenido y a los 50’ exactamente se reanudó. Por lógica, el partido debía terminar a los 53’. Sin embargo, cuando iban 54 minutos Palmeiras tuvo un córner a favor y Fabiano lo aprovechó para, de cabeza, marcar el tanto del triunfo.
En Peñarol no se explican por qué se jugó tanto (terminaron siendo 12’ de adición) si el escándalo lo hicieron los propios brasileños que habían sacado la ventaja con todo el abusivo tiempo de descuento que se dio.
Peñarol perdió, pero lo hizo de pie y porque le quitaron el empate del bolsillo.
El conjunto de Leonardo Ramos jugó un gran primer tiempo; planteado de muy buena forma por el técnico y también llevado a cabo por sus futbolistas. Salvo los primeros 10 minutos, en que Guerra se las hizo pasar fea por la derecha y Dudú también los complicó por el sector izquierdo, de a poco los aurinegros se fueron afianzando. Comenzaron a dominar la mitad de la cancha con una presión muy efectiva y a cortar los circuitos futbolísticos del elenco local.
Y cuando los talentosos brasileños se acercaban al área se encontraban con un gigante Yefferson Quintana, que sacó muchísimas pelotas. Allí hubo otro acierto de Ramos, que lo preparó para jugar el clásico y luego se quedó con el puesto.
La primera llegada peligrosa de Peñarol fue de Junior Arias a los 14’. El mismo delantero que levantó el centro para el gol del “Cachila” Arias a los 32 minutos. La vieja pelota quieta, esa que tantas alegrías le ha dado a lo largo de la historia al mirasol, daba resultado una vez más. Y allá se fue el “Cachila” a festejar cerca de los hinchas carboneros, mientras Junior hacia el gesto de embarazo porque dentro de dos meses nacerá su segundo hijo.
Incluso después del gol, y cuando Palmeiras aún sentía el impacto de la conquista visitante, los aurinegros pudieron marcar el segundo, pero se lo perdió primero Junior y luego Affonso en la misma jugada. Peñarol, muy ordenado, dominaba la pelota y el partido. Prueba de ello fue la falta de atrás que cometió Fabiano y que mereció amarilla y la otra de Mina sobre Novick.
El aurinegro se fue al descanso ganando por 1 a 0, pero todo cambió en el segundo tiempo.
Ráfaga verde. Como era esperable, el equipo local salió con todo a buscar la igualdad. Y aunque en la primera oportunidad Guruceaga hizo una gran atajada, enseguida llegó el empate de Willian, que deja alguna duda porque Borja pareció haberle dado antes a la pelota con el brazo.
Tres minutos después Dudú, el mejor de Palmeiras, marcó el segundo poniendo en ventaja al local . Y pudo haber anotado el tercero tras el penal que le hizo Petryk a Dudú, pero Borja -que tuvo una muy mala noche- la mandó a la tribuna. Todo eso pasó en solo 11 minutos en los que el Verdão fue una ráfaga.
Peñarol sufrió en el segundo tiempo, porque ya no tenía la pelota y tampoco encontraba facilidades para salir de contraataque, pero en el peor momento llegó el empate.
Otra vez la pelota quieta fue el arma. Gastón Rodríguez, que había entrado por Novick, encontró un balón en el área tras el cabezazo de Quintana y marcó el 2-2. Luego la fortuna de la pelota de Willian que dio en el travesaño y cuando parecía que se daba el empate, ese que todos hubieran firmado aunque no querían admitirlo, llegó el bochorno del final.
Una lástima y una gran bronca en todos los aurinegros. Pero hay revancha.
https://www.youtube.com/watch?v=1kSP1d2Ifco