Cada año, dos especies de vertebrados desaparecen de la Tierra. Una investigación publicada en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences y replicada en la versión digital de Infobae, exhibió las consecuencias del declive mundial de los animales sobre los entornos naturales y los seres vivos que comparten hábitat con ellos.
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Gerardo Ceballos, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, junto a científicos de la Universidad de Stanford, mapearon la distribución geográfica de más de 27 mil especies de pájaros, anfibios, mamíferos y reptiles, la mitad de las especies vertebradas terrestres conocidas y el declive en las poblaciones de 177 mamíferos estudiados en profundidad entre 1990 y 2015.
Los resultados fueron: el 30% de las especies vertebradas están reduciendo el número de poblaciones y la variedad de especies.
Además, de los 177 mamíferos estudiados, todos perdieron el 30% del territorio que habitan y más del 40% vio su hábitat reducido en un 80%.
Los mapas del estudio indican que hasta el 50% del número de animales que vivieron en la Tierra ya no existen.
Los expertos señalan las regiones tropicales y templadas como los lugares en los que hay un mayor número de especies extintas.
Además, los especialistas aseguran que los grandes mamíferos del Sudeste Asiático son el grupo de animales que ha perdido el mayor porcentaje de territorio habitable.
La disminución masiva en las familias y especies de animales se debe principalmente a la pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza, el comercio, la sobreexplotación del territorio y la aparición de especies invasoras», dijo Gerardo Ceballos, quien también participó en un estudio, publicado en Science en 2014, en el que se advertía fuertemente sobre la sexta extinción masiva.
La reducción del número de animales y de la diversidad biológica, aparte de suponer el «preludio» de una extinción de especies -como lo denominan los autores del trabajo-, también implica la pérdida de servicios cruciales que ofrecen los ecosistemas, como la polinización de las abejas, el control natural de pesticidas o la purificación del agua.
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Además, esta circunstancia altera las redes ecológicas en las que se benefician todos los seres vivos provocando un «efecto en cascada».
La humanidad pagará con el tiempo un precio muy alto por diezmar el único montaje de vida que conocemos en el universo», indicaron los autores del estudio, y consideraron que estas acciones tendrán «serias consecuencias ecológicas, sociales y económicas» para toda la población.
Para revertir esta situación, Ceballos dijo a la agencia Sinc que él aboga por reducir el crecimiento desmedido de la población humana, disminuir el consumo y apostar por el uso de tecnologías verdes.
También que considera necesario aumentar las áreas de protección y preservar las poblaciones de animales y plantas en las regiones dominadas por el hombre.
Fuente: Infobae