En Venezuela, las consideraciones sobre cuánto más permanecer o adónde huir y cómo empezar una nueva vida nunca están muy lejos del pensamiento de muchos.
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Cada vez que visito ese país, encuentro menos amigos y contactos con quienes reunirme.
Se estima que cada día unas 5.000 personas recogen sus pertenencias y emprenden camino deseosos de huir del colapso económico y la crisis humanitaria que ronda a la nación petrolera.
Más de tres millones se han ido en años recientes. Según la ONU, se espera que esa cifra aumente a más de 5 millones para finales de 2019.
La gran mayoría de venezolanos viaja a otras partes de Sudamérica. Más de un millón han escogido a la vecina Colombia como su nuevo hogar, con medio millón más atravesando ese territorio hacia el sur, camino a Ecuador, Perú y otros países.
Los que tienen suerte, aquellos con conexiones, familiares ya establecidos o una educación, han encontrado trabajo en otros sitios. Pero también me he topado con antiguos profesionales que se ven obligados a vender agua o comida en las calles de Perú y Colombia para sobrevivir.