Al pensar en la orina, quizás se nos viene a la mente ese niño que orina en una fuente belga, el Manneken Pis, o tal vez versos del desgarrador "Tango del viudo" de Pablo Neruda en los que expresa cuánto daría por escuchar la respiración de su querida…
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Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada…
En términos más prácticos, sabemos que se ha usado desde tiempos inmemoriales para diagnosticar enfermedades, pero es probable que olvidemos cuán valiosa ha sido a lo largo de la historia.
Tanto, que llegó a ser gravada en la época en la que Tito Flavio Vespasiano (9-79 d.C.) fue emperador de Roma.
En la fullonica
En las lavanderías o fullonicas del Imperio romano recolectaban orina y la dejaban en reposo hasta que se descomponía.