A lo largo de los siglos, el pensamiento chino ha sido el producto de una variedad de influencias, entre ellas el budismo, el taoísmo y el marxismo.
PUBLICIDAD
Sin embargo, una tradición ha estado por encima de todas ellas en el pensamiento chino durante más de dos milenios: las ideas del pensador Confucio (551 a.C. a 479 a.C.).
Aunque llegó a simbolizar la filosofía china, no tuvo mucho éxito en su vida. Vivió durante una era en la que el país que hoy conocemos como China era un mosaico de pequeños reinos en competencia.
Confucio desarrolló una filosofía política que reflejaba su horror ante la guerra constante que lo rodeaba.
Deambuló de reino en reino, tratando de persuadir a los gobernantes para que siguieran sus enseñanzas, pero nunca logró nada más que un puesto público de bajo escalafón.
Sin embargo, sí consiguió un grupo devoto de seguidores, que transmitió sus enseñanzas a las generaciones posteriores.
Obedecer, obedecer, obedecer
No fue hasta varios cientos de años más tarde, durante la dinastía Han (206 a.C. a 220 d.C.) que el "confucianismo", un sistema ético de comportamiento y gobierno, se convirtió en el sistema que definiría la cultura china durante los próximos dos milenios.