Algunas personas llevan la afición por vitrinear a un nivel que uno podría llamarlas "compradoras de fantasía". La razón es que es divertido fingir tener dinero. Sue Elliott-Nicholls, de Reino Unido, es una gran exponente de este "arte". Aquí su testimonio:
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Me encantan las tiendas de lujo. El olor, la iluminación, los pisos relucientes, los ayudantes hermosos que se me acercan mientras me pruebo un anillo de Cartier, me rocío cerca de US$400 en perfume, me acurruco en un sillón de US$5.000 y reflexiono sobre los beneficios de un par de gafas de sol Chloé de US$700.
Obviamente no tengo ninguna intención de comprar ninguna de esas cosas. Solo me gusta fingir.
En estos tiempos grises de austeridad, todos necesitamos un poco de brillo en nuestros días, ¿no?
No estoy sola, hay muchas de nosotras ahí fuera.
Tehya, de 21 años, llena su carrito virtual de compras con miles de libras en bolsos de diseñador.
"Podría mirar los bolsos por horas", dice Tehya. "Los dejo en mi carrito por unos días y luego lo vacío y vuelvo a comenzar unos días después".