Una de las historias que ha salido a relucir recientemente tras la muerte de John Allen Chau, el joven estadounidense que quiso llevar la palabra de Dios a una de las últimas tribus aisladas del mundo, es la del encuentro que el antropólogo TN Pandit mantuvo con los temibles sentineleses.
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Sus visitas esporádicas a la isla de Sentinel del Norte, en India, entre finales de la década del 60 y comienzos de los 90, lo que pudo aprender de ellas y, sobre todo, el hecho de haber sobrevivido a esta experiencia lo han convertido en una de las celebridades del momento.
Sin embargo, el antropólogo indio no fue el primero en establecer un contacto cara a cara con esta elusiva comunidad aborigen que, según se estima, emigró de África hace 50.000 años.
Hacia finales del siglo XIX, un joven oficial de la marina británica puso un pie en esta remota y pequeña isla acompañado de un grupo de hombres armados, convictos y aborígenes de otras tribus del archipiélago Andamán que habían establecido lazos con las fuerzas coloniales.
La misión a la isla Sentinel del Norte encabezada por Maurice Vidal Portman, enviado a la región pocos meses atrás para desempeñarse como funcionario a cargo de los andamaneses, los habitantes de Andamán, tenía como objetivo estudiar el lenguaje y las costumbres de esta comunidad reacia a comunicarse con el mundo externo.