Lorna Tucker es una exitosa documentalista británica. Su vida es contar historias, particularmente a través del cine. Ya sea la turbulenta biografía de la leyenda de la moda Vivienne Westwood o revelando la esterilización forzada de mujeres indígenas en Estados Unidos.
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Pero el camino de Lorna hacia el éxito ha sido tortuoso y ella tiene su propio y extraordinario relato que contar.
Se crió dentro de una familia de clase trabajadora en la periferia de Londres en una urbanización municipal.
Sus padres se separaron cuando era muy pequeña, pero su madre se volvió a casar y una de sus parejas resultó ser muy abusivo, verbal y emocionalmente, tanto contra ella su madre y su hermano.
Aunque reconoce que su madre y padre fueron amorosos, su hogar era "muy fracturado".
"De chica, estuve muy frustrada, porque uno siempre espera que tus padres sean Dios. Y eso coincidió con mi entrada en la pubertad, que nunca va a ser una buena cosa", comentó al programa Outlook de la BBC.
Mala compañía
Debido a su tumultuosa vida hogareña, Lorna empezó a meterse con malas compañías, muchachos mayores que robaban casas y consumían drogas.
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"En retrospectiva lo vez y piensas, ‘qué sospechoso’. Pero cuando tienes 11 o 12 años y llega un tipo de pelo largo y te lleva en su furgoneta, ofreciéndote drogas, tú piensas que es increíble", confesó.
Fue así que se adentró en el mundo del crimen, llevada en furgonetas que echaban reversa contra las vitrinas de almacenes para robar artículos y luego venderlos.
No pasó mucho tiempo antes de que la pillaran, la arrestaran y citaran a un tribunal.