Su nombre es apenas conocido y sus inventos han quedado en el olvido.
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Pero Thomas Bromley, un ingeniero e inventor aficionado británico, diseñó en su cobertizo de Hull, en el norte de Inglaterra, uno de los primeros relojes digitales del mundo.
Su modelo, creado en 1961, fue vendido este fin de semana en una subasta.
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El diseño nunca se reprodujo, pero, de acuerdo con varios historiadores, el reloj eléctrico Digitron que diseñó fue la base "idéntica" para los modelos posteriores que todavía se comercializan en el mundo.
El olvido de su modelo se debió, básica y tristemente, a una cuestión de dinero.
El dinero de la patente
Cuando creó el Digitron, Bromley lo patentó por tres años, pero, pasado ese tiempo, optó por no renovarla, porque le habría salido demasiado caro.
Aunque había recibido un premio en el Salon des Inventors (Salón de los inventores) de Bruselas, al parecer, no tenía mucha fe en el futuro de su reloj.
Su idea, no obstante, fue expuesta ante otros miles de inventores.