El sexo alcanzó una indeleble e inextricable importancia política e histórica en los anales de Roma poco después de la fundación de su fundación en 753 a.C., según el historiador romano Tito Livio Patavino (también conocido como ‘Livio’).
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Desde el principio, el sexo estuvo vinculado con desarrollos constitucionales trascendentales para el Estado romano.
La violación de las mujeres sabinas, en el año 750 a.C., fue un ejemplo cuidadosamente ejecutado de construcción de nación con el que los romanos repusieron su menguante suministro de mujeres fértiles arrebatándole las esposas e hijas a sus vecinos sabinos.
Poco después, el sexo estuvo implicado primero en el derrocamiento de la monarquía tiránica y el establecimiento de la república, y después en la restauración de esa república, tan fundamental para la democracia romana.
Lucrecia y Virginia
Cuando la virtuosa Lucrecia se quitó la vida en el 510 a.C. tras ser violada por Sexto Tarquinio, lo convirtió en el último rey de Roma.
Su muerte provocó una rebelión que derrocó a la monarquía.
El destino de la legendaria noble romana jugó un papel clave en la transición de un Reino Romano a una República Romana.