Un autoritario intento de instaurar una utopía agraria sin clases que devino en uno de los regímenes más sanguinarios del siglo XX acaba de ser tachado de genocida por un tribunal de la ONU por primera vez.
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Casi 40 años después de la caída del régimen de los jemeres rojos en Camboya, las Cámaras Extraordinarias en la Corte de Camboya (ECCC), auspiciadas por Naciones Unidas, condenaron a cadena perpetua a dos de sus máximos líderes que siguen vivos.
Los condenados fueron declarados culpables de genocidio contra vietnamitas y la comunidad musulmana cham, además de otros crímenes, incluidos asesinato, exterminación, esclavitud y tortura.
Nuon Chea, de 92 años, el llamado Hermano número 2 (el Hermano número 1 fue Pol Pot, el líder del movimiento), y Khieu Samphan, de 87 años, el jefe de Estado, ya cumplían cadena perpetua desde 2014 por otros crímenes de lesa humanidad.
Los dictámenes surgen cuatro décadas después de que al menos 1,7 millones de personas, una quinta parte de la población camboyana, murieran por ejecución, trabajos forzados, enfermedad o hambruna durante los cuatro años que duró el régimen liderado por Pol Pot, de 1975 a 1979.