Los padres de Barney Whiter compraron su casa cuando él comenzaba la escuela secundaria en Reino Unido en 1981.
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"Hicieron lo clásico de los británicos", dice, "gran casa, gran hipoteca".
Poco después, una gran recesión llegó y las tasas de interés se dispararon a 17%, por lo que sus padres tuvieron que recortar sus gastos para hacer unos pagos de la hipoteca que resultaban paralizantes: los días de vacaciones se cancelaron.
El padre de Whiter dejó de comprar cerveza y elaboró la suya propia. Y la actitud del hombre hacia el dinero cambió para siempre: "Daba miedo deberle mucho dinero al banco", dice.
Pasó su vida adulta asegurándose de que no terminar en la situación que tuvieron sus padres.
Barney Whiter se licenció en economía y se formó como contador público, profesión que siguió al ser experto en el lenguaje del dinero, y trabajó en finanzas durante 20 años.
Pero mientras su salario creció desde las 12.500 libras (US$16.000) iniciales que obtuvo al graduarse, su estilo de vida no lo hizo.
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Durante más de dos décadas, Whiter se aseguró de ahorrar al menos la mitad de su salario cada mes para la jubilación, y cualquier bono que ganaba se iba de inmediato a sus ahorros.
Iba en bicicleta a la oficina en lugar de tomar el metro, además de que redujo su consumo de alcohol.