9 de febrero de 1945, últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. El submarino alemán U-864 navega la costa oeste de Noruega.
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Va cargado de insumos para fabricar material bélico. Lleva plomo, acero y 65 toneladas de mercurio.
Su misión, llamada Operación César, es llegar hasta Japón, país aliado, y entregarles esa materia prima para que fortalezcan su arsenal.
Dentro viajan 73 personas, entre la tripulación y varios científicos que trabajaban para el régimen nazi, que van a transferir conocimiento a los japoneses.
Pero la operación fracasó.
Un submarino británico, el HMS Venturer, logró interceptar al U-864 y lo impactó con un torpedo. Todos sus ocupantes murieron.
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El ataque pasó a la historia como el único episodio de guerra en el que un submarino logra destruir a otro mientras ambos están sumergidos.
En 2003, 58 años después del ataque, la marina noruega halló los restos del U-864, a dos millas náuticas de la isla Fedje.