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Por qué odio las reuniones y qué hacer para mejorarlas

Stephanie Hare tiene una teoría sobre por qué la productividad es tan baja en Reino Unido: demasiadas reuniones. Para esta comentarista, estas citas aportan poco y hacen perder mucho tiempo.

Cada vez que los economistas se preguntan por qué la productividad es tan baja en su país, la comentarista británica de televisión Stephanie Hare tiene que emplear todas sus fuerzas para resistir las ganas de soltar una palabra que aborrece: reuniones.

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En este texto, explica por qué.

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Las reuniones telefónicas y las videoconferencias son las peores. De entrada, puedes dar por perdidos muchos de los primeros minutos porque tú y tus colegas los pasarán resolviendo problemas técnicos, verificando que todos puedan ver lo que se está compartiendo en la pantalla y esforzándose por activar o desactivar sendos micrófonos.

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Cuando por fin se esté discutiendo algo sustancioso, alguien ingresará inevitablemente en la sala, se disculpará por haber llegado tarde y tendrán que volver a comenzar. Según mi experiencia, lo mejor es desactivar tu micrófono interno antes de que empieces a gritar.

A menudo, no hay una agenda acordada antes de la cita, así que es altamente probable que asistas a una reunión sin saber qué es lo que se supone que debes aportar o sacar de ella.

Tampoco está siempre claro por qué ciertas personas están presentes. Puede que estemos perdiendo nuestro tiempo esperando, cuando podríamos estar haciendo algo más valioso, como trabajar.

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